Presuntas inconsistencias en los informes de necropsia entregados por un especialista de Medicina Legal y pequeños, pero al parecer contundentes detalles no registrados en documentos oficiales le dieron un giro de 180 grados a la tesis construida por la Fiscalía sobre la inesperada muerte de María Claudia Castaño Avendaño.

El hilo conductor de este sonado caso pasó, en 24 meses de investigación, de un suicidio a un homicidio agravado. La ‘brújula’ apuntaría, para el ente acusador, a la única persona que presenció el momento en que supuestamente la mujer tomó un arma, se apuntó a la cabeza y se disparó.

Se trata de su esposo: el concejal Julio Cesar Vélez González, de 35 años de edad, quien narró a las autoridades lo que sucedió ese 16 de abril de 2010 en su habitación matrimonial. Ese hecho, que hoy lo mantiene enfrentado en tribunales cucuteños contra los familiares de la exestudiante de cuarto año de derecho, se habría originado tras una desagradable “discusión” de pareja.

Esta afirmación, que en un primer momento no llamó la atención de los investigadores, avanzadas las pesquisas comenzó a generar serios interrogantes.