El instinto de Luis Antonio Ortega Gómez, de querer salvar la vida de un familiar, generó que dos pistoleros desistieran de matar a su sobrino y terminaran asesinándolo a él, de al menos doce disparos.

Mientras Ortega, de 45 años, conversaba con su pariente frente a la casa ubicada en la calle 9 con avenida 12 del barrio Niña Ceci, en la ciudadela Juan Atalaya, los homicidas arribaron al lugar en una motocicleta venezolana marca Empire, de color rojo, y dispararon contra el hombre que inicialmente pretendían asesinar.

Sin embargo, el sobrino de Luis Antonio alcanzó a esconderse en la casa y salió ileso del ataque.

Mientras tanto, Ortega Gómez se subió a su carro y atropelló a los dos pistoleros para que no siguieran disparando. Eran las 10 de la noche del martes.

Luego de que los dos hombres cayeran al piso se levantaron y de inmediato dispararon indiscriminadamente contra Luis Antonio, dejándolo gravemente herido.

Los homicidas dejaron la motocicleta abandonada y salieron corriendo de la escena del crimen sin dejar ningún rastro.

Una sobrina de Ortega, como pudo, lo subió a un carro y lo trasladó hasta el policlínico de Atalaya, adonde llegó sin signos vitales.

Luis Antonio llegó a visitar a su hermana mayor, luego de entregar un pedido de Acpm en el barrio Nuevo Horizonte.

La víctima trabajaba vendiendo el combustible que traía de contrabando.

“Él llegó y le dijimos que entrara a comer pero no quiso, pidió que le diéramos un tinto, porque tenía afán y debía madrugar al otro día”, dijo una pariente.

Justo cuando el hombre de 45 años terminó de tomarse el tinto, su sobrino se le acercó y le pidió que le ayudara a llevar su carro a un mecánico para que le levantaran la carrocería.

Los dos hombres acordaron que se encontrarían ayer para ir al taller de mecánica. Luego, sobrevino el ataque.

Las autoridades adelantan las investigaciones para establecer por qué los homicidas pretendían matar al sobrino de Luis Antonio.

*La Opinión