“Alirio, una granada”
Una sábana verde le cubre desde los pies hasta la cintura. La otra mitad del cuerpo se ve visiblemente lacerada por las esquirlas de la granada que mató a dos personas y dejó, al igual que a él, a otras ocho heridas.
Son las 11 de la mañana. Está acostado en una camilla del hospital de Cúcuta. Ni las lesiones ni la mascarilla que lo mantiene conectado a una bala de oxígeno le impiden hablar y, mucho menos, recordar el inesperado estallido que lo tiene lesionado e intentando recuperarse de la explosión que casi lo deja sin vida.
“Hice esto por mis dos hijos”, dice. Guarda silencio para llenar nuevamente de aire sus pulmones. Esos segundos callado, inexplicablemente, dejan entrever que una fuerza sobrenatural lo agarró de la mano, cuando estaba sangrando y aturdido, y lo llevó a caminar hasta una esquina en busca de ayuda.
“Salí a coger un taxi. Le rogué a un taxista que no me dejara morir”, añade. Y vuelve nuevamente el silencio. Esta vez no permite que en su rostro se dibuje alguna expresión de dolor y, cargado de ánimo, asegura que no se detuvo ni un minuto a mirar el desastre causado por la onda explosiva en el pool de la calle 1 entre avenidas 6 y 7, a media cuadra de la Terminal de Transportes.
“No miré para atrás”, afirma, para notificar que cuando se montó al taxi quiso olvidar para siempre el trago amargo que le puso de frente la violencia indiscriminada que por momentos azota a la ciudad.
Sin embargo, ahora, estable de salud, prefiere no enterrar el instante en que un desconocido lanzó la granada sin pensar en las doce personas que había en el establecimiento público y que atacó.
“Llevábamos una hora jugando. Nos concentramos a jugar y de repente veo que tiran un objeto. Me quedo mirándolo y me doy cuenta que es una granada. Cayó debajo de la mesa donde nos encontrábamos”, es decir, “frente a la entrada” del establecimiento público, explica.
Lo primero que hizo fue correr y gritar: “Alirio, una granada”. Luego vino la explosión, de la que dijo no recordar más detalles.
“Yo salí caminando y tomé el taxi”, mientras que el otro hombre con el que se encontraba quedó en un lugar cualquiera del pool. “A él lo auxiliaron y lo trajeron al hospital”, agrega.
Hace otra pausa, medita unos segundos y pone punto final a su relato lamentando que ya “no se puede salir ni de la casa”. Cierra sus labios y clava la mirada en el techo del cuarto donde está internado. Con un contundente ademán, expresado con sus manos, indica que no tiene nada más que decir.
¿Qué originó el atentado?
Un hombre de 20 años fue capturado por policías y señalado de haber lanzado los artefactos explosivos. Su nombre no fue revelado por la Policía. (Foto Policía Nacional)
El testigo dijo no tener explicaciones para aclarar los motivos que originaron el atentado, del sábado por la noche, en el negocio en donde la gente juega pool y bebe cerveza.
El hecho, hasta ahora, es un misterio. Las autoridades judiciales, al entregar sus declaraciones, no revelan aún respuestas contundentes a tantas incógnitas.
“Creemos que se debe a una situación que tiene que ver con las intenciones de las bandas criminales”, asegura el coronel Oscar Wilfred López Ortiz, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), con base en los elementos de prueba recolectados por investigadores de esa institución.
Pero, ¿cuáles intenciones? ¿Extorsionar o matar a uno de los clientes del pool? Todavía no hay una contestación contundente para esta duda.
“Corresponde al análisis de la situación” determinar “si fue contra los clientes o el establecimiento público. Creemos que era contra algunas personas que se encontraban o que se habían encontrado en ese sitio y habían salido momentos antes”, manifiesta el oficial.
El nombre de la banda criminal que está detrás de las dos granadas tampoco se conoce, porque “es prematuro establecerlo. Corresponde a las investigaciones determinar los autores intelectuales, porque de los autores materiales hay uno capturado y otro plenamente identificado”, explica López Ortiz.
Esa segunda persona “se encuentra huyendo, pero ya se están haciendo las labores necesarias para su captura”, agrega el subcomandante de la Mecuc.
Del hombre detenido, dijo que es un joven de 20 años. Vive en Cúcuta, pero es oriundo de Bolívar. “Hasta el momento no tenía anotaciones judiciales”. Portaba “dos argollas de seguridad de los artefactos”, según el oficial.
Se abstuvo de entregar más información de un caso que hasta ahora apunta a que “una sola persona lanzó las granadas”, asegura.
Esta versión fue reiterada por una testigo. La declarante dijo a La Opinión que un hombre entró al baño del establecimiento y, pasados unos segundos, salió con las granadas en la mano.
“Dio unos pasos y las arrojó. Una cayó en medio de la barra (donde se despacha la cerveza) y una mesa pool, frente a la entrada. La otra, cerca de la punta donde termina la misma mesa”, recuerda la mujer.
Al cierre de esta edición, el capturado era presentado ante un juez penal con funciones de control de garantías para que se decidiera si debía ir, o no, a la cárcel mientras avanzan las investigaciones.
Muertos
Este noveno atentado con explosivos en Cúcuta y su área metropolitana dejó dos muertos. Se trata de José Omar Cavanzo Sandoval, de 53 años, y Jesús Alberto Martínez Camargo, de 28 años, quienes alcanzaron a ser llevados con vida hasta el hospital Erasmo Meoz.
Allegados a Cavanzo Sandoval aseguraron haberlo visto por última vez el sábado en la mañana, cuando salió a trabajar con unos amigos en San Antonio.
“Se dedicaba a fabricar cocinas integrales. Llevaba más de 30 años viviendo en el barrio Policarpa (ciudadela La Libertad). Jamás conocimos que tuviera enemigos o algún problema con alguien”, dijeron sus vecinos.
Quienes lo conocían afirmaron que no le gustaba meterse a los billares y, cuando mucho, se tomaba dos cervezas.
Parientes de Martínez Camargo aseguraron que había llegado al pool 15 minutos antes.
“Salió de la casa a las 6:30. Iba a encontrarse con su cuñado. Incluso, dijo que pasaría a peluquearse y al fin no fue. Luego supimos que había sido herido en el atentado”, asevera su compañera sentimental.
La mujer se enteró del hecho por medio de una amiga, quien le contó que vio a Martínez Camargo en el piso.
“Me dijo que él le alcanzó a agarrar la mano y al momento la soltó”, añade. “Estaba tirado boca arriba en la puerta de entrada al pool”.
Los heridos
El jefe de Urgencias del hospital, Hernando Otero Rodríguez, confirmó los nombres de los heridos y sus edades.
- Robinson Castañeda, 35 años.
- Julio César Maldonado, 41 años.
- José Alirio Yáñez Ibarra, 36 años.
- Teodoro Santamaría Contreras, 75 años.
- Wilson Jesús Quintero Peñaranda, 37 años.
- Jader Cañas Ángel, 30 años.
- José John Jairo Gélvez Collantes, 34 años.
- Carlos Rolón Bautista, 45 años.
Las autoridades judiciales aseguraron que están verificando si alguno de los heridos tiene situaciones judiciales pendientes.
“Hasta el momento no hemos tenido resultado alguno”, asevera el coronel Oscar Wilfred López Ortiz.
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