Desde hace más de una década, los habitantes, comerciantes y toda aquella persona que deambula por la frontera entre El Escobal (Cúcuta) y Ureña (Venezuela), ha tenido que soportar la represión que han impuesto los grupos armados ilegales que dominan esa zona.

Hoy, aunque la que tiene su ‘imperio’ de terror en esa parte de la capital nortesantandereana, es la banda criminal ‘La Línea’, antes hubo otras estructuras armadas que también dominaron ese sector. Todas han dejado su estela de maldad.

Un claro ejemplo de esa lamentable situación se pudo evidenciar el 31 de diciembre, cuando la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) conoció sobre el asesinato de tres personas (dos hombres y una mujer). Los cadáveres fueron tirados en la mitad del río Táchira y solo hasta después de 36 horas fueron levantados y llevados a Medicina Legal.

Este hecho, al igual que otros tantos que se han registrado en esa zona, provocó revuelo entre las autoridades y la comunidad, porque a las víctimas las decapitaron y la investigación apunta a que fue ‘La Línea’ la que ejecutó ese macabro plan.

Y precisamente ante tantos asesinatos, extorsiones y desapariciones forzosas que se han presentado en El Escobal, así como en Boconó y El Cerrito, lugares que son dominados por esta estructura criminal, la Mecuc decidió declarar a la banda como un objetivo principal dentro de su plan operacional para el 2020.

El año pasado la Policía Metropolitana golpeó en varias oportunidades a esta peligrosa organización criminal que tenía hasta una casa de pique en el antiguo Escobal, logrando capturar a más de 30 de sus integrantes. Algunas de las acciones más contundentes contra ‘La Línea’ se dieron finalizando diciembre, cuando ‘cayeron’ Luis Alfredo Vivas Rojas, alias Marranero; Fabio Andrés Gaviria Ospina, conocido como Gasolino, y Mayerson Orlando Pinillos Solís, Turris. Pero, según el coronel José Luis Palomino, comandante de la Mecuc, su objetivo principal es acabar con esta estructura que ha implantado el terror desde hace siete años.

La historia de ‘La Línea’

El alto mando policial contó que la banda nació en el 2013, cuando el Clan Úsuga, que luego se llamó Clan del Golfo, comenzó a dominar esa parte de la línea fronteriza entre Colombia y Venezuela.

“Uno de los cabecillas en ese entonces conocido con el alias de Cepillo, en aras de querer formar su propio grupo criminal, desertó de la organización Clan del Golfo, formando un grupo con más de 50 personas armadas,  que terminarían controlando a sangre y fuego toda esa zona comprendida por las trochas El Águila, La Marranera, La Trituradora, La Isla, Punto 8, El Italiano, La Carbonera, La Torre 51 y barrios El Escobal, Boconó y El Cerrito”, se lee en un informe entregado por la Mecuc.

Se añade: “utilizan la intimidación a comerciantes formales e informales, tenderos, vendedores ambulantes y personas del común que deben pagar cuotas extorsivas para el sostenimiento y financiación de ese grupo criminal, que no solo tiene su actuar delincuencial en el territorio colombiano, sino que llegó a conformar estructuras y tener control en Ureña (Venezuela)”.

Lo que falta

Para la Mecuc es claro que José Domingo González Santiago, alias Cepillo, sigue teniendo poder sobre ‘La Línea’, y que a pesar de estar detenido en la cárcel La Picota, en Bogotá, sigue dándoles órdenes a varios de los integrantes de esta banda.

Los investigadores también tienen claro que con las recientes capturas que hicieron en diciembre, Anderson Julio Contreras, alias Tío Negro, es quien hoy tiene el mando, junto con otro criminal que se hace llamar El Peruano, de quien están recopilando información.

Las autoridades también saben que entre el listado que tienen y que dieron a conocer hace unos días, se encuentran los que se encargan de descuartizar a las personas que secuestran y cuyos familiares no pagan por su rescate, como sucedió hace dos semanas con un militar que pasó la frontera para vender helados del lado colombiano.

El coronel Palomino espera que este año pueda dar la grata noticia de que ‘La Línea’ se acabó totalmente y que ya no queda ninguno de sus integrantes en la calle. 

El Eln también está tratando de acabar con esta estructura criminal, por eso fue que a la Policía le quedó más fácil capturar a Marranero, Gasolino y Turris, porque un grupo de guerrillero llegó hasta donde ellos se escondían en la invasión que montaron los indígenas Yukpa en el Nuevo Escobal y amenazaron con acabar con todos  si no les entregaban a esos presuntos cabecillas.