Dieciocho meses después del crimen, Yeferson José Urdaneta Delgado fue condenado a 18 años de prisión como responsable del asesinato del tesorero de Asonal Judicial, Fabián Espinosa Carvajalino, ocurrido el 31 de mayo de 2015.

Urdaneta Delgado fue sentenciado por el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Cúcuta tras llegar a un preacuerdo con la Fiscalía, que consistió en aceptar los cargos por los delitos de homicidio agravado y hurto, a cambio de un descuento en la pena.

Dicho preacuerdo eliminó el agravante del primer delito, lo que representó la rebaja sin derecho a prisión domiciliaria o la suspensión condicional de la ejecución de la pena.

De esta forma, Urdaneta Delgado evitó ir a un juicio oral y público, donde la Fiscalía expondría el material probatorio en su contra y se conocerían, en detalle, tanto los momentos que precedieron al crimen como las motivaciones, que -hasta donde se reveló- fueron producto de un problema personal entre la víctima y el victimario.

Urdaneta Delgado, de 25 años y nacionalidad venezolana, fue capturado por la Policía el pasado mes de mayo, tras un riguroso seguimiento de un grupo especial de investigación, conformado entre la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía Metropolitana de Cúcuta y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía.

El venezolano fue detenido en coordinación con Migración Colombia, cuando se registraba en el hotel León de Oro, en la avenida tercera con calle sexta. Según reportó la Policía, el hombre tenía circular azul de Interpol y en el vecino país reportaba antecedentes por la agresión a una mujer.

Video

Una de las pruebas ‘reina’ con que contaba la Fiscalía era el video de una cámara de seguridad en que quedó grabado el victimario en el momento en que ingresó y abandonó, en la madrugada del domingo, el apartamento donde fue hallado Espinosa, ubicado en la Diagonal Santander entre la avenida 1 y la calle séptima del barrio Latino.

Según se estableció preliminarmente, el agresor entró al lugar vestido con una chaqueta y luego salió con una mochila, propiedad de Espinosa, y un bolso en la mano. Al parecer, Urdaneta había acompañado a Fabián a un establecimiento público, la noche anterior al homicidio.

Pese a que el crimen ocurrió un fin de semana, solo hasta el lunes fue encontrado el cuerpo con varias heridas de puñal en el tórax y dos golpes en la cabeza. Espinosa no se presentó en su despacho y el fin de semana no contestó las llamadas de sus familiares, lo que prendió las alarmas entre sus allegados.  Más aún, no saludó a su mamá para felicitarla en el Día de las Madres, que se celebraba en Cúcuta ese fin de semana.

Por eso, llamaron a la dueña del apartamento donde él vivía para que fuera a ver si le había pasado algo. El esposo de la propietaria entró al lugar y halló a Espinosa, de 46 años, tendido en el piso de su habitación.

Debajo de él había un charco de sangre y tenía amarrada una sábana blanca en la cabeza y llevaba puesta poca ropa.

El lugar, según allegados, estaba totalmente revolcado, “como si la persona que lo mató estuviera buscando algo. A Fabián le robaron el computador y el celular”, contó una fuente judicial cercana a la investigación.

Espinosa era oriundo de Ocaña y se desempeñaba además como coordinador de Derechos Humanos de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y asistente de una fiscal del municipio de Los Patios.

Pese a que inicialmente se ventilaron algunas amenazas en su contra, el entonces comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Jaime Barrera, aseguró que en los últimos dos años la Policía no tuvo conocimiento de intimidaciones contra Fabián Espinosa. Además dijo que, al parecer, el hombre que entró al apartamento era una persona conocida por la víctima.

“La Policía no tiene conocimiento de amenazas ni había solicitado protección; se le estaba pasando revista a su oficina por ser miembro de una organización sindical. El viernes se le pasó revista”, señaló para esa fecha el oficial.