Los protagonistas son los niños, quienes se convierten en guerreros que aman la vida.
En medio de sonrisas libran una dura batalla
El cáncer infantil es una enfermedad que afecta a 2.200 niños en Colombia cada año, según la Asociación Colombiana de Hematología y Oncología Pediátrica (Achop).
Pese a esta cifra, la alegría que caracteriza a los pequeños no se opaca ni con la más dura batalla.
Aunque cada vez son más las familias que afrontan esta dura situación al lado de sus hijos, un diagnóstico a tiempo, seguido de un tratamiento oportuno, pueden aumentar las esperanzas de vida.
En la Unidad Hematológica Especializada de Cúcuta, las familias que luchan contra el cáncer encuentran un servicio con los más altos estándares de calidad.
Esta es una unidad especializada de hematología oncológica pediátrica y de adultos. Allí se realiza un diagnóstico precoz de enfermedades tanto hematológicas como oncológicas.
“Contamos con un grupo multidisciplinario, enfermeras especializadas y psicólogos disponibles para tratar a los pacientes y a su familia; equipos dotados con la mejor tecnología para ayudar en los tratamientos de las personas”, asegura Leonardo Fernández, Hemato-Oncólogo Pediátrico, y médico de la Unidad Hematológica Especializada.
Este lugar no solo se encarga de realizar los tratamientos a los niños y adultos que padecen de cáncer, sino que también brinda un acompañamiento para que los pacientes no sientan que están solos.
La Unidad Hematológica Especializada se convierte en la casa de los pequeños que luchan contra esta enfermedad.
Es por eso que este sitio no es solo un lugar para recibir tratamiento, allí también se propician ambientes amigables, en los que los niños pueden disfrutar de actividades como dibujar, ir al cine, jugar o participar de diversas celebraciones. Todo, con el objetivo de que logren despejar la mente y olviden un poco su realidad.
“Aquí nos han tratado como en familia, mi hijo Miguel Ángel lleva 6 meses en tratamiento y en la unidad nos han brindado todo lo necesario para que él pueda tratarse y estar bien”, afirmó Adriana Flórez, madre de Miguel.
Así como este pequeño, son muchos los niños que son tratados en la Unidad Hematológica Especializada; allí, los más pequeños con sus sonrisas logran adquirir la mejor arma para luchar contra la enfermedad: la alegría.
Cada vez que hay alguna celebración, los ojos de los pequeños irradian felicidad, se olvidan por un momento de los dolores que aquejan su pequeño cuerpo y se dejan llevar por el juego.
Pese a la dura batalla que libran, todos los días los niños sonríen en medio su tratamiento. Solo así tienen presente que a pesar de lo difícil de su situación, son unos guerreros que aman la vida.
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