La leyenda dice que una mujer pasó por hombre y fue la primera y única papisa en la historia de la iglesia católica. Sí, Papisa Juana, que habría tenido su papado hacia el año 856.

Eso sugiere el arqueólogo Michel Habicht, de Flinders University en Australia, en su libro Papisa Juana.

Los textos enciclopédicos hablan de que habría sido la hija de un monje, nacida en el año 822 cerca de Maguncia, Alemania. Para algunos ella fue el Papa Benedicto III, otros la sitúan unos años después y dicen que ella fue el Papa Juan VIII.

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Una historia del siglo 13, escrita por un monje dominico de Polonia, Martín, afirma que Juana quedó en embarazo siendo Papisa y dio a luz durante una procesión.

Todas son leyendas que no ha sido fácil confirmar porque parte de la historia de los Papas de esos años no está clara e incluso el libro oficial Liber Pontificalis, que presenta las biografías de los Papas en la Edad Media temprana, ni menciona a Benedicto III.

Habicht sugiere que unos símbolos encontrados en unas monedas medievales muestran que el Papa Johannes Anglicus (el nombre que habría tomado Juana) pudo existir en realidad.

El investigador analizó monedas de entonces mientras estudiaba en Roma los entierros de los Papas.

Unas tienen el monograma, como se acostumbraba, del Papa reinante. En unas se ve que este es diferente al que usó Juan VIII, tanto en las letras como en el diseño.

Esos monogramas eran como la firma del Papa. Habicht, en sus indagaciones, sitúa su papado entre los años 856 a 858, habiendo sido precedida por Benedicto III entre 853 y 855 y León IV del año 846 al 853.

Las monedas, han probado otros estudios, no son falsas y serían la prueba de que la Papisa existió. Su Papado habría sido de dos años y siete meses, pues falleció.