Latinoamérica se fue temprano de Rusia-2018, estrellas como Lionel Messi o Neymar y sus selecciones, que amenazaban con llevarse el reinado, están ya de vacaciones. La región verá a distancia cómo una selección europea levantará la Copa Mundial el 15 de julio por cuarta vez consecutiva. 

¿Casualidad? ¿Solo una estadística deportiva o refleja las diferencias organizativas, de infraestructura y de formación entre ambas regiones? ¿El fútbol ya no es de las figuras sino que se asienta en el juego colectivo? 

Equipos vs figuras

Latinoamérica ha dado grandes figuras que fueron vitales para la conquista de los campeonatos mundiales, como Pelé o Diego Maradona, y siguió apostando a ellas, pero la tendencia parece haberse revertido en 2018, donde los talentosos aportan para asegurar un salto de calidad al juego colectivo y no al revés.

Pérdida de identidad

Carlos Salas, director del diario Marca en Bogotá, dijo que en este Mundial se confirmó “que las dos principales potencias, Brasil y Argentina, han perdido su identidad histórica”.

“Y es que mientras las federaciones y los clubes de Europa se han preocupado cada vez más por profesionalizar a sus equipos desde las categorías inferiores, aquí se han preocupado básicamente de sobrevivir económicamente”. 

No solo son notables las diferencias económicas y de infraestructura entre Europa y Latinoamérica, también los programas de base en las formativas que en el Viejo Continente se han transformado en políticas de Estado. 

Salvo excepciones, en Latinoamérica se descuida la formación global del joven en las inferiores y cuando aparece un talento inmediatamente los clubes intentan que fiche en Europa para aliviar sus problemas económicos y no hay formación.