Como un río humano los aficionados caminaron cerca de un kilómetro desde el inicio de la zona de seguridad hasta el estadio Pueblo Nuevo, en la capital del Táchira,  que se llenó de alegría futbolera previo al encuentro entre las selecciones de Colombia y Venezuela.

Tres puntos de chequeo se instalaron para garantizar la seguridad del encuentro, en que la hermandad colombo-venezolana quedó de manifiesto en las graderías mixtas, que juntaron a los aficionados de ambos combinados.

Las notas del himno patrio, entonadas a capela al inicio del encuentro, desataron la efervescencia de los presentes, cuyos cánticos de aliento acompañaron el desempeño de los jugadores a lo largo de buena parte del compromiso.

La jornada transcurrió sin alteraciones, resaltando el civismo de locales y visitantes en el escenario futbolero, en donde el amarillo y el vinotinto se mezclaban en proporciones casi equitativas, actitud más que loable en un partido que mantuvo la tensión al máximo hasta el último minuto.