La semana pasada, la polémica volvió a resurgir cuando en Aregntina insultaron al colombiano Frank Fabra.
El racismo en el fútbol, un asunto sin dolientes
Los insultos racistas no solo saltan a la vista en las ligas europeas, como lo acaba de publicar la AFP en un informe sobre discriminación en la liga italiana, a raíz de las palabras obscenas y ofensivas que recibió hace diez días el centrocampista ghanés del Pescara en Cagliari, Sulley Muntari,
Ese mal trato de los profesionales del fútbol que cada fin de semana llegan a un estadio para dar lo mejor de sí, y entregarle una alegría a su fanaticada, también ha traspasado las fronteras tocando las venas del fútbol en Suramérica, y los jugadores colombianos no han sido ajenos a esta estigmatización de ser agredidos de manera verbal en el campeonato argentino, e incluso en el torneo colombiano.
Ya en 2012, y por primera vez en Colombia, el club Deportivo Pasto fue sancionado por actos racistas contra los jugadores Dhawlim Leudo y Carmelo Valencia, teniendo que pagar una multa de $11 millones.
En el sur del continente, Carlos Carbonero y Nelson Rivas, quienes jugaron para River Plate hace un par de temporadas, también se vieron afectados por el color de su piel.
La semana pasada, el lateral izquierdo de Boca Juniors, el antioqueño Frank Fabra, en el partido que los xeneizes jugaron ante Estudiantes de La Plata, sufrió un acto de discriminación por parte de aficionados de Estudiantes, y ante el hecho el futbolista colombiano se retiró del campo de juego llorando.
Su compañero de equipo Fernando Gago le informó al árbitro central del partido, Silvio Trucco, sobre los insultos que bajaban de la tribuna dirigidos a Fabra, pero el juez se hizo el desentendido y dejó que las cosas siguieran su curso.
En declaraciones a la cadena Blu Radio, Fabra relató: “me gritaron negro, mono y otras cosas más. Y que me volviera a mi país”.
Asimismo, el jugador de 26 años, nacido en Nechí (Antioquia), recalcó: “me sentí un poco mal por lo que pasó, pero no fueron los jugadores rivales sino los hinchas. Los futbolistas de Estudiantes no me dijeron nada”, afirmó en su momento a Blu Radio.
Fabra recordó que no es la primera vez que es discriminado por el color de su piel en Argentina. “Ya me pasó en otras oportunidades, pero trato de no prestarle tanta atención. Pero el sábado (de la semana pasada) los escuché bien. Yo no me siento más ni menos que nadie por mi color”. Y agregó, “me enorgullece y les doy gracias a mi mamá y a Dios por haberme mandado así”.
'Teo', una piedra en el zapato
Otro de los jugadores colombianos que ha sufrido este tipo de ataques racistas es el delantero barranquillero Teófilo Gutiérrez.
‘Teo’ se ha caracterizado por ser un deportista temperamental dentro y fuera de la cancha, sin pelos en la lengua para hacerse respetar.
El 8 de agosto de 2014, en el juego que River Plate empató 1-1 frente a Gimnasia y Esgrima de La Plata, con gol de Teófilo, el periodista deportivo Alberto Raimundi exclamo: “¡Perdón a los hinchas de River Plate, pero para mí Teófilo es un negro de mierda!”.
Después del insulto hacia Gutiérrez, Raimundi trató de retractarse de lo que había dicho en la transmisión, pero el daño ya estaba hecho.
El 20 de noviembre de 2016, ‘Teo’, actualmente jugador de Rosario Central, fue expulsado en un partido contra Boca por celebrarle un gol a la hinchada xeneize, desatando una gresca verbal de los aficionados y los jugadores boquenses.
En abril de 2011, jugando para Racing Club de Avellaneda en un partido ante a Argentinos Juniors, el barranquillero recibió todo tipo de improperios al tener un encontronazo con Mauro Bogado.
En México, los colombianos tampoco escapan a esta situación. Franco Arizala lo vivió con el Atlas, en 2015, cuando una barra lo trató de “negro de mierda”.
También lo sufrieron Dorlan Pabón (Monterrey) y Carlos Darwin Quintero (América).
Italia, en alerta
En Italia, que ahora vuelve a brillar con una selección nacional que seduce y la Juventus consolidada como uno de los mejores equipos de Europa, el espectáculo futbolístico se ha visto manchado otra vez por los problemas de racismo que se viven en los estadios.
Hace diez días, en Cagliari, Sulley Muntari recibió insultos racistas por parte de los seguidores del club de Cerdeña.
El futbolista de 32 años abandonó la cancha voluntariamente antes del final del partido, después de reclamarle en vano al árbitro para que actuase contra los seguidores sardos que lo insultaban. Se marchó a los vestuarios repitiendo en varias ocasiones “basta”.
Muntari, incluso, recibió una tarjeta amarilla por hacer el reclamo, y después la roja por abandonar la cancha.
“Lo que pasó con Muntari es algo importante, pero únicamente porque él reaccionó. Pero desgraciadamente es algo habitual en el fútbol italiano”, le dijo a la AFP Mauro Valeri, sociólogo y responsable del observatorio sobre el racismo y el antirracismo en el fútbol.
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