El barrio Guaimaral se ha caracterizado por arrojar grandes talentos del deporte, en especial el fútbol. De este lugar han salido jugadores como Alfredo ‘La Perica’ Fontalvo, José Tuta y Juan Barbosa, entre otros. Además, en este sector han vivido futbolistas importantes en la historia rojinegra como el guajiro Arnoldo Iguarán.

Exactamente hoy, hace 25 años, nació en este barrio Samir Rangel, quien desde muy pequeño y sin saberlo estaba destinado para ser futbolista profesional y desempeñarse en una de las posiciones más ingratas del fútbol, la portería.

“Yo empecé jugando como central y me gustaba, jugué en diferentes torneos nacionales y departamentales en esa posición cuando me fui a vivir a Bogotá con mi mamá a los cuatro años”, le comentó Samir a La Opinión.

La vuelta a Cúcuta. con 9 años de edad, le traería consigo el puesto en el que empezaría a labrar su futuro, “en el colegio es donde le agarro el amor a ser portero, pero lo hacía por distraerme con mis compañeros”, expresó.

Pasó el tiempo, Samir fue creciendo y con él, el sueño de vivir del fútbol. Por esta razón, tras finalizar el colegio, se devuelve a Bogotá para hacer pruebas en Santa Fe, en donde estuvo alrededor de cuatro meses, hasta que volvió a Cúcuta para hacer parte del Liverpool F.C., con quien jugaría el torneo nacional juvenil por dos años seguidos.

El emigrar de la ciudad se le volvió a cruzar en el camino y en una nueva oportunidad llegó al Dilex de Bogotá, la escuela de Miguel Augusto Prince, extécnico rojinegro, quien le abrió las puertas y lo acercó en la capital del país al Cúcuta Deportivo sub 20, que dirigía el expreparador físico motilón Julio Charales.

“En ese Cúcuta compartí con Luis Miranda, quien fue llevado por Prince al equipo profesional tras un partido de pretemporada que hicimos contra ellos en Bogotá”, acotó Rangel, quien mide 1,93 metros.

En principios del 2017, llegó su primera oferta laboral, el Angostura Fútbol Club quiso tenerlo entre sus filas para disputar la segunda división venezolana, oportunidad que rechazó por motivos económicos.

El infierno

Unos meses después de haberle dicho que no a la propuesta del fútbol venezolano, llegó la posibilidad de hacer maletas e irse a El Salvador, en donde le ‘pintaron’ un mundo de fantasía antes de viajar, para terminar siendo todo lo contrario.

“Un entrenador que tuve me contactó, me dijo que le pidieron un portero y pensó en mí, me reiteró que no se ganaba mucho dinero, pero que la experiencia me iba a servir. Así que lo dejé todo en manos de Dios”, afirmó Samir.

Y es que, la cosa ‘olía’ mal de entrada, él mismo tuvo que sacar de su bolsillo para costearse los pasajes y los viáticos en El Salvador, además, el técnico que sirvió de intermediario, le pidió un dinero por haberle conseguido el contacto, “lo hice por la ambición de jugar fútbol profesional”, manifestó.

“Cuando a mí me hablaron de ir al fútbol salvadoreño, me decían que ya todo estaba arreglado con un equipo, pero todo era mentira, me llevaron fue a probar a dos equipos, quedando en el Aspirante de Jucuapa en la segunda división, en el que no pude jugar porque los papeles no llegaron a tiempo”, manifestó Samir.

El portero cucuteño no había terminado de aterrizar en tierras salvadoreñas, cuando ya estaban llamándolo jugadores colombianos para preguntarle si lo que le habían ofrecido se estaba cumpliendo.

“Mientras yo pasaba necesidades porque no estaba jugando y el equipo no me estaba pagando nada por lo mismo, la persona que me contactó en Colombia, estaba mostrando mis videos y contando mi historia, para poder llevarse a más jóvenes con mentiras”, dijo el cucuteño.

Y agregó, “el entrenador que me llevó,utilizó mi imagen y me dejó botado, sin contar que los muchachos me decían que esta persona les pedía hasta 15 millones de pesos por hacerles el nexo con un tipo en El Salvador”.

Samir fue el primero y único que viajó a tierras salvadoreñas bajo promesas de por lo menos, estar jugando profesionalmente, y añade, “fui la pantalla de todo el show, yo les comenté la verdad a los pelados para que no cayeran”.

El portero contó que hubo personas que pagaron lo que este sujeto pedía, pero a los que no existió siquiera viaje para probar suerte en el fútbol centroamericano, mientras que él, aceptó haber pagado 8 millones de pesos, dineros que se repartía el intermediario en Colombia y el contacto en El Salvador.

“Yo me doy cuenta que todo lo que decía era una farsa y me alejo de él en enero del 2018, después que al nuevo club donde fui a probar (Luis Ángel Firpo de primera división) y quedé, también los estafara haciendo que pusieran una publicidad suya en los uniformes a cambio de 25 mil dólares, dinero que nunca entregó”, aseguró.

Una vez desligado de este personaje, los problemas para Samir no se acabaron.En el nuevo equipo no les pagaban los salarios, por lo que no tenía para comer y vivir, pero jugadores de experiencia en el club le tendieron la mano.

Una vez acabada la temporada, a mediados del 2018, Rangel se marcha al Udet de El Tránsito en la segunda división, con el que permanece hasta mitad del 2019, antes de devolverse a Colombia por no aguantar la situación tanto económica, como violenta que vive el país centroamericano.

“En El Salvador quise devolverme muchas veces, me daban ataques de desespero”.

El cielo

Después de su regreso a Colombia, recibió el llamado de Andrés Castañeda, un profesor que tuvo en su paso por el Cúcuta Deportivo y que lo invitó a hacer parte de un proyecto en Medellín que tenía como objetivo exportar jugadores.

“Ahí es cuando me sale la oportunidad de Portugal, una de las personas hace un contacto con un representante aquí, en el que nos trae a tres jugadores donde supuestamente ya veníamos a firmar contrato”, comentó Samir pensando que la historia se repetiría.

En esta ocasión no les pidieron dinero, pero de nuevo, no todo fue como se contó, tenían que llegar a probar a un equipo de tercera división.

“Hacemos las pruebas, pero por motivos de documentos y porque la persona que nos llevó estaba pidiendo mucho dinero al equipo por nosotros, no nos pudimos quedar allí”, expresó.

Así que el contacto en Portugal les dijo que se tenían que devolver a Colombia, pero Samir no hizo caso, buscó contactos por su cuenta y a través Héctor Oviedo y Jhon Murillo, futbolistas profesionales, terminó conociendo a un entrenador venezolano que lo llevó al club donde actualmente milita, el Oliveira de Frades.

En este equipo, que pertenece a una ciudad con el mismo nombre y tiene 4.000 habitantes, ha sabido ganarse la confianza de todos, aunque en su primer partido cayeran derrotados 3-0.

“Después de perder ese encuentro, ganamos en casa y tapé un penal y el rebote del mismo, desde ahí, el equipo no pierde, llevamos 11 partidos contando visitante y local”, y añadió, “llego a este equipo para salvarlo del descenso y hoy somos líderes con la posibilidad de ascender a Segunda B”.

Trabajar, la familia y el idioma

Samir Rangel trabajó en Portugal en un restaurante y en una empresa que hace muebles de madera, para ayudar a su familia en Colombia.

“En marzo dejamos de recibir salarios por el fútbol, pero nunca dejé de entrenar, sabía que la vida iba a seguir”, comentó. Luego, el de agosto pasado perdió su abuela, la que era como su mamá, la única persona que lo hacía ir a Cúcuta.

“Eso me metió en un ataque de depresión, de tristeza, pero hubo dos palabras claves que me mantuvieron firme, la perseverancia y la fe, sabía que debía resistir y que ese suceso, me serviría de motivación”, argumentó. 

El idioma sin duda fue importante, Samir recuerda que no sabía ni como comprar un pollo asado, “yo decía chicken, pero no me entendían porque acá hablan es el inglés británico, hacía las señas del pollo y tampoco, hasta que me entendieron y me decían ‘frango’, así se le dice al pollo en portugués”, indicó entre risas.

Hoy ya habla portugués al 100 por ciento, además, considera que Portugal es un país muy diferente a Colombia, narrando que las personas acatan sus leyes y tratan con el mismo respeto a todos, sin importar profesión  u oficio.

La familia lo respalda, entienden que está cumpliendo sus sueños y que los mismos se hicieron para volverlos realidad.

“Mi familia no se enteró de los problemas que yo tuve en El Salvador porque ellos tenían sus propios problemas y no los quería encartar con los míos, eso es parte de uno crecer, afrontar los actos”, afirmó el arquero que tiene como referentes a David Ospina, Iker Casillas y Franco Armani.

El sueño rojinegro

Tuvo que dejar sus estudios de Educación Física para dedicarse al fútbol, tiene como metas estar en un equipo de primera división, vestir la camiseta de la Selección Colombia y retirarse en el equipo del que es hincha desde que tenía cinco años.

“El amor por el Cúcuta nace de mi padrastro, él me llevaba al estadio en Bogotá y sus alrededores cuando el rojinegro jugaba en la B por allá en el 2001. Además, he ido a verlo a varias partes del país, también estuve en los tres partidos del cuadrangular de ascenso en enero del 2015”, recordó.

La situación actual del equipo no es ajena para él, no oculta su tristeza y espera que esta crisis se solucione pronto.

“Los sueños se pueden hacer realidad, hay que creer en uno mismo, no es tanto cumplirles los sueños a los demás, es aprender a cumplir los de uno mismo. Muchas veces cometemos ese error, de querer ser lo que nuestros papas quieren que seamos, independientemente si somos felices o no, así que tenemos que buscar nuestros sueños para encontrar la felicidad”, concluyó.

Julián Pérez | Practicante de periodismo