Te vas a morir de hambre si estudias eso”, era lo que habitualmente le decían a Carlos Gutiérrez, el primer psicólogo del deporte colombiano que trabaja en Argentina en un equipo de primera división, y, sobre todo, en uno de los cinco grandes del país ‘gaucho’, el Independiente de Avellaneda.

Es cucuteño, nacido en Atalaya, se pagó la carrera de Psicología siendo taxista. Viajó a España para especializarse en el deporte y neuroentrenamiento, pero antes de eso, tuvo que vender su carro y hacer un préstamo al Icetex para costearse esa “locura”, como él dice.

“Nunca hay que creer en los malos comentarios, lo sueños hay que cumplirlos, comentarlos con Dios y llevarlos a la realidad con el trabajo diario y el profesionalismo. Entendiendo que mientras los demás rumbean, hay que estar estudiando, incluso hay que sacrificar la familia en ocasiones para poder cumplir el objetivo”, comenta.

Gutiérrez añade que en España trabajó como mesero, limpiador de apartamentos, estuvo en una tipografía, entre otros, pero, dice que todo valió la pena, y agrega, “siempre hay que estar con la convicción de que puedo llegar a donde Dios deje y donde yo quiera llegar, además, teniendo la determinación de poder lograrlo”.

Hablar de Carlos Gutiérrez es remontarse al 2008 cuando volvía de España tras culminar sus estudios y tocó las puertas cinco veces en el Cúcuta Deportivo con un plan de trabajo estructurado, recibiendo la famosa respuesta en cada una de ellas de “no nos llame, nosotros lo llamamos”, afirma entre risas.

Él no desistió, uno de sus sueños era trabajar con el equipo de su tierra, aquel al que le profesa su amor y quería poner todo su conocimiento a su servicio, lograr cosas importantes y quedar en la retina del hincha cucuteño.

Hasta que apareció Iván Abreu, presidente del equipo en ese entonces, y lo invitó a dar unas charlas para el equipo que se preparaba para disputar la Copa Libertadores ese año, “mi respuesta inmediata a ese ofrecimiento fue decirle, ‘cómo, cuándo y dónde’, no pensé en el dinero”, dijo el cucuteño de 45 años.

Desde ahí inicia su carrera con el equipo de sus amores, aquel en el que se desvinculó tres años, para volver en el 2016 y terminar siendo parte fundamental para técnicos como Flavio Robatto (2017), y, sobre todo, Lucas Pusineri (2018), del que dice, “ir con él hasta la China si es necesario”.

El ascenso histórico y Pusineri

Carlos, en su diálogo con La Opinión, confesó que solo un técnico le dijo al conocerlo que no creía en lo que hacía, caso contrario a lo sucedido con el argentino Lucas Pusineri, quien desde el 7 de enero del 2018 que se lo presentaron, le manifestó la importancia de tener bien mental y emocionalmente a un grupo de trabajo.

“Ese día que lo conocí, me dijo que no me fuera, que quería conversar conmigo y así fue. Lo esperé y le dimos 10 vueltas al estadio hablando sobre cómo era mi trabajo, él me dijo que había estado en Europa y evidenció la importancia de la Psicología del deporte”, acotó Gutiérrez, argumentando que, desde el principio, Pusineri le brindó todo el espacio necesario.

Es de esta forma que arranca el gran camino del Cúcuta Deportivo ese año, que venía de perder en el anterior la posibilidad del ascenso en semifinales con Leones, pero que, con esfuerzo, trabajo y disciplina, logró ascender con el 78  por ciento de rendimiento.

Carlos añade que con los jugadores hacían trabajos en la cancha, y luego, llevaban al equipo a su laboratorio de Psicología del deporte llamado Mentality, del que expresa, fue el primero que existió en Colombia de forma privada, donde hacían trabajos individuales de acuerdo con las necesidades y requerimientos de cada deportista.

“Fue tan interesante el trabajo de Pusineri, que aparte de dejarme trabajar, darme el espacio y el lugar dentro del cuerpo técnico, la gran campaña hecha ese año le permitió estar nominado entre los mejores seis técnicos de América, algo que ningún técnico de la B había podido conseguir”, indica Gutiérrez, quien está casado con Diana Martínez hace 24 años.

Con relación al éxito de Lucas Pusineri en el rojinegro, Carlos Gutiérrez es rotundo diciendo que se dio porque pudo transmitir su idea, ganándose el respeto y la confianza de todos, además, contó una infidencia del argentino.

“Hay algo que admiro de él, todos los técnicos por lo general se quedan en el hotel previo a un partido, no van al entrenamiento de los que no actuarán ese día, en cambio, él si va y les da importancia, le hace sentir al jugador que no lo abandona y es por esto que, cuando ellos tienen la posibilidad de jugar, dejan la vida en cada segundo”, señala el psicólogo cucuteño.

Pero como todo tiene su final, así sucedió con Lucas Pusineri al término de ese año, quien partió rumbo al Deportivo Cali, caso aparte de Carlos Gutiérrez, quien permaneció en el motilón, aunque por poco tiempo.

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La salida del Cúcuta

“Yo inicié con el ‘Gallego’ Méndez el 2019, estábamos haciendo una campaña interesante, éramos segundos en la liga, pero entendí que era el momento de salir de la ciudad, fue una decisión tomada bajo la dirección de Dios, doblando rodilla, de parte de él sentí que debía aceptar la oferta del Cali y de Pusineri”, recuerda Gutiérrez.

Y su despedida del equipo la resume: “el profe Méndez dio unas lindas palabras, me deseó lo mejor, hasta que los demás empezaron a decir que me iban a hacer el pasillo, por lo que me estaba preparando para eso, y fue Agudelo quien me tapó la cara con su camiseta, pero no sentí golpes, sino abrazos por parte de todos, me levantaron y me tiraron como tres veces a lo alto, se me salieron las lágrimas”, puntualizó Carlos, quien es padre de dos hijos.

La llegada al conjunto ‘azucarero’

Lucas Pusineri no la pasaba muy bien en el Deportivo Cali, hasta que apareció su fichaje del año, no fue un jugador revelación o algún veterano que llegara a aportar futbolísticamente, sino Carlos Gutiérrez, aquel en el que creyó desde un principio.

El debut como si de coincidencia se tratara, fue ante el mismo Cúcuta Deportivo, en la victoria 2-0 a favor de los caleños, Carlos acota que fue un partido de sensaciones encontradas, por un lado, verse vestido con el uniforme verdiblanco cuando siempre vistió el rojinegro, y por el otro, gritar por primera vez un gol contra el motilón, “tenía que actuar con la razón y no con el corazón”, dijo.

“Desde mi llegada  se comenzó a elevar el rendimiento en el Cali, muchos lo comentaban. Se vivió un año interesante a pesar de no tener las contrataciones que pidió Pusineri, quien supo potenciar a los chicos de la cantera y se logró clasificar en ambos torneos, además de ser finalistas de la Copa Colombia”, dice Gutiérrez.

Argentina, el paso más grande

 Carlos Gutiérrez aterrizó en suelo argentino el primero de enero del 2020. 

El 28 de diciembre del 2019, llama Lucas Pusineri a Carlos Gutiérrez para comentarle la posibilidad de ir a trabajar con él y la respuesta fue “sí” de inmediato.

Explica que hubo mucha expectativa por parte de los diarios argentinos referente a su llegada, entendía que era un reto el adaptarse a una nueva forma de jugar y sentir el fútbol, y principalmente, el saber si los jugadores reconocerían su trabajo.

“Desde el principio llegué, hablé sobre mi proyecto, mi experiencia y ellos lo asimilaron muy bien. Teníamos un fixture saca técnicos, porque nos enfrentábamos a River, Boca, Rosario Central y Racing de entrada”, asevera Gutiérrez.

Reconoce que la pandemia llegó en el momento que ya estaban pudiendo implantar su idea de juego como cuerpo técnico, y él, estaba desarrollando todo su plan de trabajo de la mejor manera. De igual forma, complementa que la cuarentena ha servido para estar pendiente de todos sus jugadores de manera individual, de tal manera que no han presentado ningún caso de estrés, ansiedad o situaciones similares.

El pasado jueves tuvieron su primer partido oficial ante Atlético Tucumán por Copa Sudamericana donde ganaron 1-0 en la ida, mientras que hoy, visitarán a Central Córdoba, por la primera fecha de la liga local a las 4:45 de la tarde.

Su familia, motor y motivo

Carlos es un agradecido con Dios, la vida, el deporte y su familia, aquella que lo ha respaldado en cada una de sus “locuras”, la que lo banca a muerte, la que ve en él, un ejemplo a seguir.

Y en eso se ha convertido Gutiérrez, un cucuteño como Jossimar Calvo o María Camila Osorio, deportistas con los que trabajó en las diferentes disciplinas que hizo parte, que representa a Cúcuta en cada parte del mundo y deja la bandera y colores rojinegros bien alto.

Sueña con hacer parte de la Selección Colombia de fútbol, estar en un equipo grande de Europa y codearse con los mejores, pero también se ilusiona con encaminar a sus hijos por el mejor camino, “detrás de un gran triunfo, hay un grupo de personas remando para que eso se haga realidad, y ellos son mi familia”, finalizó.

Redacción
Julián Pérez
Practicante de periodismo