Una mujer que logró dirigir, por primera vez en la historia, un club de fútbol profesional.
Una mujer que logró dirigir, por primera vez en la historia, un club de fútbol profesional.

En Pinto, un municipio de la Comunidad de Madrid, ubicado a unos 25 kilómetros de la capital española y con pocos habitantes nació en 1963, el Club Atlético de Pinto, liderado, gobernado y entrenado por una mujer, la primera mujer presidenta de un club de fútbol en el mundo, Doña Amelia del Castillo.
La historia empieza así: Amelia nació en Pinto (Madrid), en el seno de una familia tradicional y habitual de la época, su padre era árbitro de fútbol y su madre se dedicaba a las labores del hogar, al fin y al cabo, lo propio de los años 60 en España. Bien, Amelia creció viendo partidos de fútbol en vivo y en directo, los pocos que transmitían por la televisión y todos aquellos que su padre observaba con miras a realizar mejor sus funciones como árbitro y prepararse para cada encuentro deportivo.
Un gusto diferente
Para Amelia el fútbol no sólo era el trabajo de su padre, este deporte se convirtió en su pasión. Hace pocos días contaba para una entrevista que le hizo la radial española Cadena Cope, que en su época había más muchachos que muchachas en el barrio y por esta razón ella jugaba a la pelota con los chicos. También, afirmó haber sido criticada en el pueblo por jugar al fútbol, de hecho, más por las mujeres que por los hombres. Claro, en aquella época las chicas se dedicaban a las labores de la casa, a tejer, bordar, coser y al famoso punto de cruz. Amelia, en cambio, era una chica diferente, no sólo sabía realizar algunas de estas manualidades, sino que también jugaba al fútbol y algo mucho más importante para la época, se relacionaba con chicos, eran sus compañeros y sus amigos.
En esta entrevista contó la siguiente anécdota: Un día en el bar del pueblo le dijeron a su padre: ¡Mira! tu hija anda con chicos por las calles de Pinto todo el día y esto…. ya sabes que está muy mal visto.
A lo que el padre contestó: Prefiero que mi hija pasee y entre a los bares con chicos a las 12 de la mañana y no que con un solo chico a las 12 de la noche y se pierda en una era, haciendo alusión a aquellas chicas que escapaban con sus novios por las noches.
La flecha de Pinto
Aunque perseguida y criticada por gran parte del pueblo, Amelia del Castillo siempre fue apoyada por sus padres y sus inseparables amigos, con quienes compartía tardes enteras de fútbol. De repente, un día llegó a Pinto un volante anunciando un torneo intermunicipal de fútbol en Getafe, otra localidad madrileña, con equipos de la zona. Sin dudar ni un solo instante, Amelia alentó a los chicos a participar.
Al llegar a Getafe, iniciaron los trámites para la inscripción y ahí encontraron su primer bache, justo en el momento en que les recordaron que, el reglamento de la Federación Española de Fútbol de la época no permitía que las mujeres jugaran este deporte.
Todo parecía acabar para Amelia, sin embargo, en el torneo les indicaron que debían nombrar un representante mayor de edad, ya que realizarían entre otras actividades desplazamientos y debían acreditar la compañía de un mayor de edad. Este fue el momento de Amelia, ella tenía 18 años y se acercó a preguntar: ¿Puedo ser yo? A lo que le contestaron positivamente. En aquel torneo Amelia y sus chicos se inscribieron bajo la denominación de Club La flecha de Pinto.
El torneo discurrió sin ningún contratiempo, lo que no sabían era que esto sólo era el comienzo de una gran historia. Al terminar, Amelia notó que sus jugadores no eran nada malos y que tenía madera, por esta razón, les propuso fundar un club de fútbol. Para ello, la primera parada la hicieron en la Federación Española de Fútbol, lugar al que acudieron, con el sueño de inscribirse como equipo fútbol de tercera división. Pero, cuando llegaron allí, les indicaron que debían asumir algunos costes como, pago de árbitros, desplazamientos y uniformes entre otros. Aunque no tenían el dinero, Amelia y sus chicos no se echaron atrás.
Para recaudar fondos empezaron a vender una serie de “papeletas” por el pueblo, sin embargo, se vendían muy pocas. Entonces, Amelia decidió escribir de su propio puño y letra una carta a Don Vicente Calderón, quien aparte de su negocio inmobiliario, ya militaba en las directivas del Atlético de Madrid. Al recibir la carta, Calderón, no sólo compro papeletas, se sumó a la causa y citó a Amelia en sus oficinas de Madrid para conocerla y ofrecerle su ayuda. Sorprendida, Del Castillo asistió a la cita. En su oficina, Calderón le expresó su admiración por el proyecto y se comprometió a ayudarla. Para entonces, Amelia era, entrenadora, administradora y por decirlo de alguna manera presidenta del equipo.
Los problemas no solo eran económicos. También jugaba un factor importante que Amelia era mujer y eso no estaba bien visto. Pero, aun así, con todos los pronósticos en contra, Amelia fundó su club en 1963 y le llamó Atlético de Pinto, en honor al Atlético de Madrid, club del que hasta ahora sigue siendo seguidora y también por Vicente Calderón. A su vez, le puso Pinto por ser el nombre del municipio. Es así como, el 15 de octubre de 1963, Amelia se inscribió como la primera presidenta de un equipo de fútbol en el mundo.
Despedida de su propia casa

Pues bien, ya fundado y en marcha su equipo debutó en cuarta división regional. Las cosas parecían salir bien, pero el rechazo a su género dentro del mundo del fútbol continuaba, tanto era así que cuando Amelia decidió ir a la escuela de entrenadores de la Federación Española de Fútbol, el presidente le dijo que no la podía admitir, porque no era permitido por el reglamento. No obstante, al ver su valor, el presidente decidió autorizarla para que asistiera a las clases en calidad de oyente. Unos años más tarde, Amelia continuó con el fútbol pero decidió formar su propia familia, se casó y producto de su matrimonio nació su hija, Gema.
Los días pasaron en Pinto y todo transcurría con normalidad, hasta el día en que un alcalde de la localidad obligó a Amelia a abandonar el club, argumentando que no estaba bien visto que una mujer fuera la presidenta de un equipo de fútbol, no era una buena imagen ni para el club, ni para el municipio. Del Castillo decidió ceder y se marchó para evitar un mal mayor al equipo.
Claro está, que cuando terminó el mandato de dicho dirigente, inmediatamente el club la llamó y le comunicó que era imposible continuar sin su fundadora, su máxima seguidora y su baluarte. Doña Amelia Del Castillo fue entonces nombrada presidenta de honor del Atlético de Pinto.
Además, desde el año 2003 el campo de fútbol del club lleva su nombre, el himno del club menciona el estadio y por ende su nombre, su hija Gema es periodista deportiva de la Cadena Cope, el Atlético de Pinto milita en tercera división y Amelia Del Castillo sigue asistiendo a los partidos los domingos como una aficionada más, con la pasión de la juventud y la serenidad de la madurez. Sin duda alguna una mujer de valor que merece ser conocida y reconocida en el mundo.
* Verónica Caicedo, Especial para La Opinión
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