Los enfrentamientos de las autoridades colombianas con indígenas Yukpa provenientes de Venezuela que están asentados a un costado del puente Francisco de Paula Santander, en El Escobal, pasaron de castaño oscuro.

Los primeros choques se suscitaron tras su arribo a Cúcuta a mediados del año pasado. Los primeros afectados por los ataques fueron los vecinos de El Escobal, quienes fueron recibidos a piedra al intentar recuperar la cancha en la que se asentaron los indios.

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No valió el diálogo, dijo la edil de la Comuna 4, Lady Sanabria Chacón, quien  puso la queja al comandante de la Policía y al alcalde César Rojas. “La cosa fue que no prestaron mucha atención”, agregó la líder.

Otros intentos de gresca se presentaron cuando la Policía Fiscal Aduanera (Polfa) y funcionarios de Migración Colombia intentaron abordar un diálogo con los caciques de la tribu, a fin de establecer un acercamiento que facilitara su retorno al vecino país.

La Alcaldía intentó también en noviembre pasado y logró, después de enfrentamientos a piedra, que la comunidad retornara a Venezuela.

En esa oportunidad, retornaron 70 niños y 35 adultos. Sin embargo, en enero los yukpa volvieron al mismo sitio que habían elegido a su llegada en 2017. “Lo hicieron porque aquí —dicen ellos— consiguen lo que allá en Venezuela no pueden: alimentos e ingresos para su sostenimiento”, dijo Mauricio Franco, secretario de Seguridad Ciudadana.

Después de esta segunda llegada, volvieron a presentarse enfrentamiento cuando se les intentó censar para ofrecerles la oferta institucional del Gobierno Nacional. La Policía fue recibida en varias oportunidades a piedra.

Pero los ataques se tornaron más intensos, cuando mujeres yukpa  agredieron a dos funcionarias de la Dian el mes pasado. Esa reacción violenta originó la intervención del gerente de la frontera, Felipe Muñoz, al advertir a los caciques yukpa que ellos no estaban exentos de los controles y que las autoridades no estaban dispuestas a recibir más ataques.

Este llamado de Muñoz se produjo el sábado, pero tres días después, cuando agentes de la Polfa requirieron para un control a varias Yukpa que intentaban ingresar a Cúcuta procedentes de Ureña  por el puente Francisco de Paula Santander, también fueron apedreados. El saldo: dos agentes heridos en sus rostros.

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Líderes de la comunidad Yukpa le aseguraron a La Opinión que las mujeres se defendieron, porque primero fueron agredidas por los agentes que hacían el control en el puente. “Las empujaron  bruscamente y ellas reaccionaron como lo hicieron, eso fue lo que pasó”.

La edil Sanabria reclamó acciones urgentes de las autoridades para que les devuelvan la tranquilidad a los vecinos de El Escobal.

Medidas, en camino

En una reunión que se cumplió ayer en Bogotá, además del tema jurídico de los yukpa, otro de los puntos a tratar era el de los negocios ilícitos en que estaban empleando a miembros de esa comunidad. “Sabemos que los ponen a traer carne y plástico de contrabando de Venezuela”, dijo Muñoz.

El funcionario dijo que esta situación ya está en manos de las autoridades y se esperan resultados en las próximas horas.

Alcaldía pide respeto

El secretario de Seguridad y Convivencia de Cúcuta, Mauricio Franco, fue claro al señalar que la administración municipal demanda irrestricto respeto hacia los yukpa, pero también lo exigió de parte de esa comunidad hacia las autoridades colombianas.

Lo que está sucediendo no puede seguir pasando, debido a que en cualquier momento puede terminar en tragedia. El funcionario demandó también acciones urgentes de parte del Gobierno Nacional, para que se ponga fin a las agresiones y se defina la suerte de esta comunidad.

“Ellos (los Yukpa) necesitan muchas ayudas y nosotros hemos estado abiertos a ofrecerlas, al igual que las demás instituciones del orden nacional, pero deben fijarse reglas de juego claras, las mismas que esperamos las adopte el Gobierno Nacional”, dijo Franco.