El cardiólogo tachirense Joseph Escalante comenzó esta semana una Cruzada por Venezuela en bicicleta, desde Barinas hasta Caracas, con el fin de exigir elecciones y un cambio en el país.

Junto a él, viajan su esposa y sus cuatro hijos de 7, 9, 13 y 14 años de edad. 

Los tres hijos mayores del matrimonio esperan cumplir sobre la bicicleta cinco rutas planteadas: de Barinas-Guanare, Guanare-Acarigua, Acarigua–San Carlos, San Carlos-Maracay y Maracay-Caracas.

Entre tanto, el hijo menor acompañará por momentos la travesía, y en otras ocasiones irá junto a su madre, en carro. 

Sus padres les han inculcado el amor por Venezuela y por El Libertador, Simón Bolívar, así como la sensibilidad por quienes ahora no tienen nada qué comer, ni como estudiar.

Según cuenta, la jornada no es nueva, pues hace cuatro años cumplió la misma ruta en bicicleta, en el marco de las elecciones presidenciales. 

Su esposa, Kimi Ayito, también es cardióloga, y ambos reconocen las carencias que existen en los principales centros de salud de Táchira.

Allí, pese a estar recetando medicamentos, saben que no les están diciendo la verdad a los pacientes, pues no hay manera de conseguirlos.

La pareja de médicos no teme por la inseguridad en la carretera, y pese a saber que hay riesgos, dicen que su mayor preocupación es que sea la Guardia Nacional la que les impida seguir su camino en las alcabalas. 

“El único temor que tengo es que quieran buscarle las cinco patas al gato, porque eso nos quitaría bastante la energía en las etapas y hay que tener una concentración tremenda para andar 100 kilómetros en ese calor”, dijo Escalante. 

Escalante espera poder ocupar un cargo en el Ambulatorio de Puente Real en San Cristóbal, el cual es administrado por la Gobernación del Táchira, a través de la Corporación de Salud, pero pese a su expectativa entiende que por la actividad que emprenderá podría no recibir el puesto, pero se arriesgará. 

“Nuestro mensaje trata de recuperar la dignidad del venezolano”, declaró. “No tengo miedo a que no me contraten, ni a que me cierren las puertas, peor que eso es lo que vive el país. El país no puede perder la esperanza, porque a eso es que juega el oficialismo, que se cansen de votar, de luchar”.  

A esta familia le preocupan los daños irreversibles que hay en las nuevas generaciones que sufren de desnutrición, la cual afecta su desarrollo cognitivo.

“Aquí más de la mitad de la población está comiendo mal, hay daños irreversibles en las nuevas generaciones, en los nuevos niños y hasta jóvenes”, agregó. “Si todos hemos perdido 10 kilos, cómo estará el sistema neurológico de esas creaturas, porque no solo rebaja el sistema muscular; la deficiencia es a todo nivel, sobre todo el cognitivo”.