Quince días han pasado desde que el pasado primero de julio Rufo Chacón quedara ciego, tras recibir en el rostro 52 disparos de perdigones, por parte de agentes de Politáchira que intentaban disolver una protesta. Ahora, Adriana Parada, la madre de Rufo vuelve a la palestra pública para denunciar que teme por la integridad de su familia, tras ser víctima de hostigamiento tanto en su residencia como a través de las redes sociales. 

Parada aseguró que los policías acusados de la agresión contra su hijo de 17 años “no han sido transferidos al Centro Penitenciario de Occidente, que fue el centro ordenado por el juez de la causa, sino que inexplicablemente fueron trasladados a Politáchira”, institución a la cual pertenecen.

Una fuente allegada a la Policía del Táchira confirmó a La Opinión que los funcionarios Javier Useche Blanco y  Henry José Ramírez Hernández, acusados por el caso de Rufo Chacón, están recluidos en una celda especial, y tienen acceso al casino de oficiales de Politáchira “donde comen con el resto de los funcionarios y hasta juegan pool”.

Raquel Sánchez, coordinadora del Foro Penal en el estado Táchira y quien lidera la defensa del adolescente y las otras cuatro víctimas, destacó que al conocerse la irregularidad respecto al sitio de reclusión de los funcionarios se pidieron explicaciones tanto al fiscal como al juez, quienes dijeron no tener ningún conocimiento de ello, lo que a su juicio constituye una situación altamente irregular.

“Hacemos responsable al director de Politáchira” dijo respecto a la seguridad y vigilancia de los acusados, pues temen que así como fueron trasladados allí sin la orden del juez, también es probable que los funcionarios logren evadirse con algún tipo de colaboración de sus compañeros. 

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Denuncian hostigamiento

La madre de Rufo Chacón apuntó que la noche del domingo a las 9:30 de la noche “un vehículo de color negro tomaba fotografías del patio de la casa”, donde estaba su otro hijo de 14 años. Además, a través de redes sociales se han hecho diversos señalamientos acusándola de pertenecer a grupos colectivos, lo cual aseguró que es falso.

Por su parte, el equipo legal agregó que cuando las víctimas deben trasladarse a tribunales, los pasillos permanecen “plagados de funcionarios de Politáchira”, lo que considera una forma de intimidación.

Ratificaron que la solicitud de protección solicitada por la madre durante la audiencia de presentación, aún no ha sido otorgada por parte de la Fiscalía.

Ojos para Rufo

Con relación a la situación del adolescente, la madre de Rufo señaló que “los perdigones continúan en su rostro, pues los médicos aconsejan esperar a que el mismo cuerpo los expulse”; dijo que el joven se deprime con frecuencia. “Mi hijo dice que es feliz cuando duerme porque puede ver la luz y a mí eso como madre me duele mucho”, agregó.

Agradeció la solidaridad que ha recibido tanto dentro como fuera de Venezuela, pues ha sido con estos aportes que ha logrado mantener a su familia y hacer frente a las necesidades médicas de su hijo.

“Yo en este momento no tengo trabajo, me vine de Colombia donde estaba trabajando para enviar dinero a mi familia, porque venía a la graduación de Rufo, que es este mes; y ahora no puedo volver allá a trabajar porque mi hijo me necesita”, explicó.

Invitó a quienes estén interesados en ayudar a Rufo, bien sea económicamente o desde el punto de vista médico, a hacerlo a través de la cuenta de instagram @ojospararufo, pues no pierde la esperanza de que su hijo vuelva a recuperar la visión.

“Lo único que le pido a las autoridades venezolanas es que me ayuden con el pasaporte de Rufo, el mío y el de mi hermano, porque yo sé que en otros países donde la ciencia está más adelantada, pueden tener alguna forma de ayudar a mi hijo y necesito los pasaportes para que esas ayudas se conviertan en realidad”.

Hasta ahora, un cirujano plástico venezolano ha puesto a disposición de la familia sus conocimientos y habilidades para devolver al rostro de Rufo una apariencia de normalidad, pero aún el camino por recorrer para este adolescente es largo y tortuoso, por lo que requiere del apoyo de todas las personas de buen corazón.