El discurso del líder opositor Juan Guaidó, quien descartó la opción militar en Venezuela para poner fin al gobierno del presidente Nicolás Maduro contrastó, ayer, con las exigencias que desde días pasados rondan entre los militares desertores de distintas fuerzas de ese país y que se hospedan en el área metropolitana de Cúcuta: la exigencia de la intervención militar.

Así lo manifestaron varios de ellos antes, durante y después de la visita del secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, al puente internacional Simón Bolívar (Villa del Rosario). 

William Cancino, quien aún se presenta como oficial de la Faes (Fuerza de Acción Especial de la Policía Nacional Bolivariana), afirmó que la expectativa es “colaborar, actuar, pasar a Venezuela” en coordinación con una intervención militar que planteó como la única opción.

Señaló que si bien tienen garantizado hospedaje y comida, “nuestra misión no es esa” y tampoco su “sueño”, porque quieren “devolver la democracia a Venezuela” con las armas.

Agregó que esperan “que el presidente Guaidó nos autorice a actuar con fuerza, con apoyo de Estados Unidos que nos va a dar el apoyo”, e indicó que “ellos (Estados Unidos) no van a dar los soldados, pero aquí los soldados están, somos nosotros que estamos dispuestos a pasar” y a “volver a las armas, para regresar a nuestro país”.

Para ello, también anhelan que el líder opositor “decida ir a Miraflores con nuestro acompañamiento armado; es la única solución”, y dijo que Guaidó debería apoyarlos en esta idea, pues “tenemos las capacidades militares de entrenamiento para la verdadera solución”.

Tras la visita de Pompeo a la frontera, un grupo de desertores se acercó al puente internacional, en busca de medios de comunicación que hicieran eco de la solicitud, que también arengaron durante el recorrido de Pompeo y el presidente de Colombia Iván Duque.

Uno de ellos, reiteró lo señalado por Cancino, en el sentido de estar dispuestos a armarse y regresar a Venezuela.

“Queremos que nuestro presidente apruebe el artículo 187 de la Constitución de Venezuela”, dijo, y enfatizó en que “queremos la intervención con militares que están en otros países; por eso pedimos a Guaidó que nos apoye logísticamente, o en lo que puedan, porque cuentan con la fuerza armada nacional que se encuentra en Colombia”.

‘Una bomba de tiempo’

Para el director de la Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, es innegable que “el grupo de militares que, según la Cancillería, solo son 346, son una verdadera bomba de tiempo”, y advirtió que si cualquiera de estos militares son reclutados por paramilitares, guerrilleros, o narcotraficantes, fortalecerán estas estructuras criminales, generando enormes riesgos.

“El Gobierno Nacional tiene que solucionar de una vez por todas los problemas de esos militares desertores que aún siguen en la ciudad”, dijo. 

Si bien los desertores aseguran haber surtido el trámite de refugio en Colombia, las actividades que actualmente desarrollan afectarían la validez de dicho trámite, toda vez que un refugiado debe tener carácter apolítico y, en su caso, reconocerse como civiles y no como militares.