Al cumplirse la primera semana de cuarentena, la angustia parece apoderarse de los tachirenses debido, por una parte, al encierro obligado por las fuertes restricciones a la movilidad, la falta de combustible y el temor al contagio; y por la otra, a las preocupaciones económicas generada por la paralización casi absoluta de las actividades productivas.

Y es que mientras los supermercados, farmacias, bodegones, panaderías, mercados de hortalizas, han subido sus ventas (y sus precios) en un 100%, otros sectores del comercio (como los restaurantes y puestos de comida rápida) ven caer en picada su facturación.

“La mayoría de las personas solo pide comida para llevar”, dijo Jairo Quintero, quien trabaja en un puesto de comida. Estima que sus ventas han caído entre 70 y 80 % y eso puede llegar a cero a partir de esta semana, cuando las autoridades han restringido la movilidad sólo entre las 8:00 y las 12:00 a.m.

El economista Aldo Contreras, explica que existe un fenómeno generado por la escasa oferta, el cierre de fronteras y las dificultades para la reposición de inventarios, a lo que se suman la especulación, la depreciación del dólar en Colombia, y las crisis económica venezolana. 

“Vivir la cuarentena en Venezuela es diferente a vivirla en el resto del mundo, pues estamos sancionados, en hiperinflación, los servicios públicos y hospitalarios están en colapso. De allí que haya espacio para que los precios vayan en ascenso; sumado a que el dólar se ha apreciado pero los precios de los bienes y servicios no, haciendo que los rubros suban en dólares”, explicó.

La situación afecta de igual medida al comercio informal de alimentos, cuyas mercancias proviene casi exclusivamente del mercado colombiano, paralizado tras el cierre de frontera decretado por Colombia y el cerco epidemiológico impuesto por Venezuela a los municipios fronterizos.