Las personas que vivían en el barrio Llano Jorge, Venezuela, prefirieron llegar a Juan Frío antes de ser deportados.
De motel de 'paracos' a refugio de colombianos
Los colombianos que no han sido deportados por el gobierno de Venezuela, pero que por su cuenta quieren cruzar la frontera, caminan por trochas hasta las zonas rurales de Villa del Rosario.
Un barrio completo en San Antonio de Táchira, conocido como Llano Jorge, donde sus habitantes son en su mayoría colombianos, fue deshabitado desde el martes por la tarde, debido a la presencia de militares que tocan a las puertas de las viviendas para revisar si hay colombianos.
Quienes huyen de los maltratos de la Guardia Nacional Bolivariana se alojan desde el martes por la tarde en un motel deshabitado, que algún tiempo atrás también fue usado por paramilitares como su prostíbulo privado.
El predio, ubicado en el corregimiento de Juan Frío, tiene 6 habitaciones, tipo cabaña, baños privados, quioscos y fue el club privado de un excabecilla paramilitar, conocido en la zona como el comandante Hernán.
Jorge Felipe Cuéllar, jefe de hogar de una de las 80 familias que se están alojando en el sitio, dijo que este club deshabitado alguna vez era el club de fiestas donde los paramilitares hacían sus reuniones y festejos.
Aunque el sitio tiene habitaciones cerradas y los baños no funcionan, las familias están allí, sin agua y sin ayudas del Gobierno nacional, al parecer, porque no se han registrado en el censo de Migración Colombia.
En el lugar hacen falta ventiladores, útiles de aseo, limpieza y fumigación y escasea la comida.
“Dicen que no estamos en el reporte oficial del Gobierno y por eso no han llegado alimentos (...). Estamos cocinando lo que nos llega en la casa de una vecina”, señaló uno de los refugiados.
En el lugar es necesaria la instalación de tiendas de acampar y colchonetas, y las personas tienen necesidad de agua para los baños. Los niños requieren la ingesta de líquidos para no deshidratarse.
La Opinión encontró ayer en la mañana a los refugiados recibiendo alimentos que donan privados e instituciones como ONG y censándose para recibir las ayudas.
“Mientras que en Cúcuta los albergues no reciben alimentos, ropa o colchonetas, porque la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres ya tiene todo controlado, acá sí los estamos necesitando”, dijo una de las personas que vive temporalmente en el albergue.
Según el secretario de Cultura, Turismo y Educación, Guillermo José García Prieto, los albergues de Villa del Rosario no habían recibido una sola ayuda del orden nacional, pero lo más grave es que los refugios ya colapsaron.
“En unos albergues hemos tenido que dejar de recibir personas. Los refugiados dicen que no se quieren censar con Migración Colombia, porque no quieren que los lleven a Cúcuta, porque creen poder volver por sus cosas”, dijo García.
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