‘Son Botello’, la agrupación familiar cucuteña que está haciendo historia en la capital nortesantandereana con su sabor y su parranda campesina.

Samuel Botello en el tiple, Raúl Botello, voz líder y en la guacharaca, Luis Botello en los coros y en la clave, Eduardo Botello en el bajo eléctrico, Rafael Botello con la percusión y Víctor Hugo Botello en el requinto y la guitarra son los integrantes del sexteto que se han encargado durante dos años en mostrar la música colombiana e instrumental de otra manera: al estilo bailable.

Desde pequeños fueron inquietos con la música, aunque no la veían como un estilo de vida, la música terminó envolviéndolos. 

Samuel Botello, papá de los integrantes del grupo fue el encargado de enseñarles a tocar diferentes instrumentos. La cita para los ensayos eran los domingos en la tarde. “Mi papá tocaba bandola y nosotros lo acompañábamos con las guitarras y cantando, uno de mis hermanos sacaba el rayador del queso y lo hacía pasar como la charrasca  y con un tenedor empezaba a tocarla”, confiesa Víctor Hugo Botello.

La edad en esta agrupación no ha sido impedimento, oscilan entre los 42  y  los 85 años. Podrá ser irónico, pero en los premios Vive Nuestra Música en 2016 fueron los galardonados como Mejor Artista Revelación del Año.

El director de la agrupación, Víctor Hugo Botello habló de sus inicios, evolución y aceptación en Cúcuta y sus alrededores.

Parranda campesina ¿Qué hace que su música suene diferente a la habitual?

Contamos con los instrumentos básicos para este tipo de música, pero le anexamos un requinto guitarra y unas tamboras, que no son del género pero la usamos. Eso hace que sea más alegre y llegue a más público. Es un ritmo diferente a la carranga y al bambuco… es una mezcla de esos ritmos y hacemos rumba campesina. 

¿Por qué ritmo campesino?

Mi papá es de origen campesino. Él nos enseñó y lo llevamos en nuestras venas. 

¿Cómo nació la agrupación?

Hace dos años. En uno de los ensayos nos escuchó el manager de ‘Los Embajadores’ que estaba en la casa y nos dijo que por qué no lo hacíamos de manera profesional. Pero nos daba miedo. Jamás le habíamos cantado a un público extraño, ni siquiera a los vecinos. Tuve la iniciativa con mi esposa de llevarlo a otro nivel. Mi papá ya estaba poniéndose viejo,  y no habíamos dejado una huella musical, a pesar de tocar bien no habíamos dejado nada. Mi esposa me animó a hacer el grupo musical. Al principio no creía mucho en el proyecto porque cada uno tenía sus trabajos. Mis hermanos dijeron que sí, que valía la pena que lo intentáramos junto a mi padre y acá estamos.

¿Netamente familiar?

Sí, somos mi papá y cinco de sus doce hijos en tarima, porque lo que no están en tarima son apoyo logístico. Nuestras esposas son las mánagers y nos asesoran en vestuarios, una sobrina que es periodista es la encargada de la publicidad. El resto de la familia es apoyo. Nosotros nos encargamos de lo musical y ellos del resto.

¿Cómo ha sido la aceptación del público?

Excelente, tocamos canciones tradicionales, la gente las acepta y enseguida bailan. Hay algo extraño, nos dice que no tocamos la carranga como se toca la carranga, que suena distinto, y esto se da porque lo hacemos al estilo campesino, no al estilo cuadriculado ni medido, lo hacemos con sabor. Incluso ‘Los Embajadores Vallenatos’ nos han dicho que somos muy buenos.

¿Cuentan con canciones propias?

Dos en estos momentos. ‘El gota gota’  y ‘Azotar baldosa’. Como proyecto en este primer semestre  queremos grabar un disco compacto. Vamos a incluir canciones propias y canciones colombianas, llevándolas al ritmo bailable. Ese es nuestro ente diferenciador.

¿Cómo es un show de ‘Son Botello’?

Siempre comenzamos con un homenaje a la música colombiana, que las hacemos bailables. Enseguida iniciamos un show de parranda campesina neta, nosotros no paramos de tocar. Arrancamos y duramos una hora y media seguida. Todas las canciones son bailables. 

¿Qué puertas se les han abierto?

Hemos estado en las Ferias de Cúcuta, Bochalema, Bucarasica y en Los Patios. También en el festival de las colonias y en fiestas privadas en Chinácota y Sardinata.

¿Cuál es la proyección como agrupación?

Dejar una huella en Norte de Santander. Demostrar que hay agrupaciones que pueden llevar la música a otro nivel. Tratamos no copiar a otras agrupaciones. Nosotros no tenemos aspiraciones económicas con nuestro grupo, prácticamente tenemos definida nuestra situación laboral.No no nos preocupa si nos contratan o no, para nosotros lo mejor es dejar una huella y tocar en fundaciones.

¿Cómo fue la primera presentación?

En el club del Sena fue nuestra primera presentación. Pasó algo curioso, ya estábamos todos en tarima y había un público como de 200 personas, y mi hermano Luis se bajó del escenario y se metió entre el público, porque le dio  nervios y terminé haciendo yo los coros y desde ahí empezó todo. Nos vieron muchas personas y comenzaron a contratarnos en varios lugares.