Tranquilad y serenidad son las palabras que describen a Piero, cantautor que a pesar de haber nacido en Italia y ser nacionalizado en Argentina, también pertenece a Colombia desde el momento que recibió la nacionalidad.

A su paso por Bogotá habló del proyecto 'La guerra del amor' convocado directamente por la fundación (Funivida).

¿De qué se trata ‘La guerra del amor’?

Básicamente es una canción que canté hace treinta años junto a Alejandro Lerner y en la Fundación para una Nueva Vida la escucharon y gustó, nos preguntaron si la podíamos dar para todo este momento de la paz y encantado dije que sí. Esto es un camino hacia la paz que queremos.

¿Cuál es el mensaje directo que quiere trasmitir?

La paz somos nosotros, todos somos dueños de la paz y nos pertenece, y por ser nuestra debemos cuidarla y trabajarla todos los días, visualizar como queremos a Cúcuta, cómo queremos a Colombia. Soñemos y trabajemos como soldados, la guerra del amor…

¿En qué momento se le otorga la nacionalidad Colombia?

En la década de los 90, en el periodo de (César) Gaviria, me iban a conceder la nacionalidad, pero Pablo Escobar fue abatido y se cambió todo, pasó el tiempo y fue entonces el presidente (Ernesto) Samper quien me concedió este honor. Me sentía orgulloso de que me dieran la nacionalidad porque este país es mi segunda patria.

¿Qué lo hace sentir este amor por nuestro país?

Colombia es loca, ambivalente, fuerte, muy especial, es un país que me enamoró desde la primera vez que vine, cuando uno se enamora no sabe por qué,  simplemente pasa. Aunque sea un país bipolar, que va para un lado y para el otro, tiene la belleza más grande, pero también tiene la locura más grande conviviendo, conozco toda Latinoamérica, cantando he recorrido muchos lugares y ninguno me agarró de la cabeza para tenerme así cautivado como lo hizo Colombia. Puedo recibir premios, honores y reconocimientos, pero el mejor premio que he recibido fue la nacionalidad colombiana.

‘Embajador de paz’ en Colombia, ¿por qué este reconocimiento?

No sé, yo no lo inventé, me han llamado leninista, marxista y yo soy apenas independiente, no quiero ser de ningún partido, quiero ser de todos. Llevar mi música a las regiones más apartadas del país con mensajes de paz.

¿Por qué asumir un compromiso tan firme como lo es el de trabajar por la paz en Colombia?

Porque justamente me aprovecho del cariño que me tienen para entrar a hablar con gente como las Farc, presidentes y grupos armados, siento que puedo llegar a ser útil en estas negociaciones, es claro que la gente ya está harta de la guerra y queremos llegar a una paz, por eso siempre que hay movidas e invitaciones para promover esta linda causa, me encanta y soy el primero en sumarme a eso y tratar de ayudar.

Durante todo este acompañamiento en el conflicto, ¿cómo ve el proceso de paz en Colombia?

No es lo ideal, pero hay que aprovecharlo porque nunca se estuvo tan cerca de la paz como en este momento, y si viene es una paz flaca, incompleta y no es la absoluta, pero es una paz…Una paz que podemos mejorar en el camino, pero sabemos que es una oportunidad importante.

¿Qué le haría falta a la paz para que sea completa?

Que todos aceptemos jugarla, construirla todos los días, desde cualquier parte, que cada uno haga lo mejor para el otro y redescubrimos, y tener la viveza  de aprovechar cada maravilla que tenemos y no la podemos disfrutar.

¿Qué recuerdo nítido tiene de sus visitas en zonas de conflictos?

Una que tengo muy presente es cuando me presentaron a ‘Pablo Catatumbo’, me fui a darle la mano y dijo que no, que de ninguna manera, que mejor le diera un abrazo. Eso fue hace unos 16 años, y estábamos en un hotel al que íbamos muy seguido. En una de esas me señalan el alcalde de San Vicente del Caguán, lugar donde se estaban haciendo las negociaciones de la paz me acerco y le digo: Si nos conseguís un avión, vamos a tocar gratis allá. Se le iluminó la cara y en dos horas ya estaba todo listo. El sitio era un polvorín. Ese día hicimos el concierto con una guerrillera a un lado y una monja al otro cantando Ojalá y con tres mil personas del Caguán que por cierto es un lugar muy especial.

¿Cómo ve a Colombia  más adelante?

Es difícil hablar de algo que no ha pasado, esperemos a que se dé el sí en el plebiscito y ojalá no haya provocaciones ni tampoco gente que quiera entorpecer el proceso, eso pasaba antes y no queremos que pase de nuevo.

¿Cómo ve la actitud de Álvaro Uribe frente al proceso de paz?

Creo firmemente que la paz sin Uribe es una paz incompleta, necesitamos de todos.

¿Cómo nace la canción ‘Mi viejo’?

Hace más de treinta años se escribió la canción Mi viejo, un día le digo a José: hagamos una canción para el padre, pero que no sea la de papito lindo te quiero mucho, no quería eso. Quise reinventarme y sacar una distinta. Resaltar a esa persona que para uno era un súper héroe de pequeño, que con el tiempo empieza a hacerse grande y comienza a declinar, por eso quise hacerle un homenaje al padre.

Mi papá tenía 48 años, era claro que no era el viejo de la canción, pero sí era para el viejo del futuro. Ya teniendo la letra terminada, me voy corriendo a casa y lo siento diciéndole que escuchara la canción.  Le suelto aquello de ‘Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando...’ Levantó la mirada y lo veo llorar, nunca antes lo había visto llorar, y eso me causó sentimiento. Se me cerró la garganta y no podía con el estribillo ni con la otra estrofa hasta que no sé cómo, pero la terminé de cantar y le dije: Ahí tenés, ahí te canté, puedes hacer lo que quieras. Él no decía nada, simplemente lloraba y yo también. Caminábamos de un lado a otro sin mirarnos para no llorar más… Se saca los anteojos y se sienta mirándome  y me dice: ‘Ma, quién camina lento… la puta que te parió’. Entre risas recuerda.

Katherine Ortega | katherine.ortega@laopinion.com.co