Nadie se rindió. Muchos salieron de a pie desde la funeraria La Esperanza hasta la iglesia Padres Carmelitas.  Allí, otra romería de seguidores esperaba el féretro donde venía, sin vida, el hombre  que hizo bailar  a colombianos, venezolanos y mundo entero: Pastor López.

Y el sacerdote Jairo Navarro, declarado su gran amigo, ofició la misa, donde recordó que “el artista iniciaba una nueva gira, un nuevo recorrido, quizá la presentación más esperada. Ahora el gran concierto de su vida lo hará de manera personal ante quien le dio el don de su voz: Cristo Jesús”.

El sacerdote jairo Navarro fue el encargado de despedir a su amigo el cantante colombo-venezolano Pastor López, cuyo féretro estuvo custodiado por una corte de policías, sus hijos y demás familiares. (Foto Mario Caicedo)

El sacerdote prosiguió con la homilía centrada en describir a ‘El Indio’, nacido en Barquisimeto, Venezuela, pero que se ancló en Colombia desde que entró por Barranquilla en 1972.  “Allá cantará con un corazón puro, alegre”. Y lo describió como un hombre sencillo, humilde, que no se confió en su fama porque sabía que era efímera. “Ni en sus cualidades, sino en la fuerza de Dios”.  Recordó que después de la intervención quirúrgica en 2011 “lo primero que pidió fue ver a todos sus  hijos  reunidos, tal como está ocurriendo en estos momentos”.

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También le pedía la bendición siempre que iba a salir, que iba a iniciar un toque con su combo, “porque sabía que lo único que se podía llevar era la bendición de Dios y por eso pido que lo acoja en su santo reino”.  Y finalmente dijo que “quizá ya no tenga que cantar la Plegaria vallenata que dice: Óyeme diosito lindo...sino que podrá difrutar del rostro amoros de Dios, que ya no está lejos sino cerca”.

Escuche la voz de Pastor López, hablando de su vida y otros secretos con La Opinión:

Después se acercó al ataúd, custodiado por una corte de policías y sus hijos, le  hizo la señal de la cruz con agua bendita. De inmediato se escuchó la voz de Pastor López, a todo volumen, en uno de sus éxitos: ‘Solo un cigarro’. Y la histeria de los asistentes no se hizo esperar.  Sus hijos alzaron el cajón para salir de la iglesia mientras la gente coreaba ‘Traicionera’ y ‘Ausente’. Entre canto y canto avanzó la multitud que acompañó el féretro hasta la carroza fúnebre. Los vehículos activaron el sonido con sus canciones, las motos entraron a la larga fila pitando y las sirenas de las moticicletas de la policía encabezaron la pausada caravana que lideró, de a pie, el coronel José Palomino, comandante de la policía metropolitana de Cúcuta.

La tecnología se impuso el domingo y muchos seguidores tomaron fotos, transmitieron en directo desde la salida de la funeraria La Esperanza hasta la llegada al cementerio donde su cuerpo fue cremado. (Foto Mario Caicedo)

Llantos, cantos, gritos y decenas de celulares grabando ese último adiós al hombre que se inspiró en el ‘himno nacional’ para los diciembre: ‘Ausente’. Y fueron más de cinco cuadras repletas de aficionados a su música. No solo nortesantanderanos, también llegaron de Barquisimeto y otros estados de Venezuela. Músicos como Iván y sus bam band, mariachis, locutores, y sobre todo vecinos del municipio Los Patios, donde echó raíces, lo acompañaron hasta la sala de cremación. En el cementerio no cabía ‘una aguja’.  Una calle de honor se dispuso de manera voluntaria desde la entrada a Jardines La Esperanza. Su música no dejaba de sonar.

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De la carroza sacaron nuevamente el féretro que fue llevado a cámara ardiente mientras se ofició la misa. Sus hijos abrazados pidieron interpetrar ‘Tu cárcel’, éxito de Marco Antonio Solís que también inmortalizó, en ritmo tropical, el hombre de los anillos de oro, ese que murió en su ley, cantando, porque antes de ingresar a la clínica Norte hizo su última gira.