Anda con un morral repleto de souvenirs y cinco pasaportes para certificar los 168 países que ha visitado en estos últimos seis años. 

El bumangués, con raíces nortesantandereanas, César Augusto Ferreira Cáceres, empezó a viajar por el mundo cuando tenía cinco años, de la mano de sus padres, que pasaban de feria en feria textilera. Y así se fue enamorando de ese estilo de vida. 

El bachillerato lo terminó en Estados Unidos  en donde perfecionó el inglés. En la Universidad La Sabana de Bogotá terminó Comunicación Social y consiguó un intercambio en Milán, donde aprendió  italiano.  

Ha vivido en más de diez países (Argentina, Estados Unidos, China, Italia, Malta, Vietnam) que lo ha nutrido, a la vez, de experencias amargas y extraordinarias. Habla un poco chino, japonés, inglés, italiano, español y está aprendiendo alemán.

(En Singapur.)

Se considera un ‘ciudadano del mundo’ porque el ser un poco nómada no le permite concretar una relación amorosa ni tener un país de base.

Hace seis años se embarcó en este periplo con el único propósito de conocer, de alimentarse con las variedades de culturas, pero un amigo lo retó a que se convirtiera en el latinoamericano más joven en visitar  194 países. Desde ese momento empezó a guardar registros, a comprar souvernirs y a no detenerse en su ambición.

Se ha convertido, con el paso de los años, en una marca y muchos lo contratan para que luzca prendas, o para que use las líneas de hoteles o para que viaje en determinadas aerolíneas. 

A Cúcuta vino a una gira de medios que inició en Bucaramanga, Barrancabermeja, Barranquilla, Medellín y Cali, y a reencontrarse con sus raíces en Villa del Rosario. 

(En Malasia.)

Es bloguero e interactúa por las redes sociales y le han propuesto escribir un libro, presentar un programa televisivo de viaje y dictar conferencias de coaching.

Al comienzo fue muy duro para su mamá María Mercedes Cáceres y para su papá Lorenzo Ferreira desprenderse tanto tiempo. Pensaban que le podía pasar lo peor. En China donde no tenía acceso a internet le tocaba quedar incomunicado hasta por diez días, pero poco a poco se fueron acostumbrando.

Ahora lo apoyan en este nuevo reto. Ahora cuenta con un equipo que le programa los viajes y la próxima gira empieza en dos semanas y cree que será Corea del Norte, donde no es facil de llegar.

Con sus seis pasaportes ha generado dudas e interrogantes en migración porque lo han confundido con un espía y ha tenido que demostrar que su único propósito es conocer, viajar.

(En Amman, Jordania.)

Cuando le preguntan que si tiene mucha plata para dedicarse a viajar responde que más que dinero nació con un chip porque es capaz de amoldarse rápido a los cambios de horarios y tiene un resistente estómago que ha probado desde perro en Vietnam, ballena en oceanía hasta tarántula y escorpión en Camboya.

En 40 días ha visitado 25 países, pero aún le faltan 26 para ingresar al libro de  los récord Guinnes.