Cuarenta mil personas que entran a diario por la frontera dimensiona la magnitud de lo que el Gobierno del presidente Iván Duque debe hacer en esta zona para  prevenir y contener el coronavirus, con el propósito de poner en riesgo a los habitantes de los municipios metropolitanos.

Diciéndolo en el lenguaje coloquial, no puede ser con paños de aguas tibias la manera de manejar esto, sino alistando, o mejor, preparando desde ya inversiones importantes para dotar los puentes Simón Bolívar  y Francisco de Paula Santander, por donde más ingresan personas del vecino país.

No es con unos cuantos  lavamanos que se va a poder levantar la barrera de contención contra el desconocido virus.

Es con un plan que determine la instalación de equipos que faciliten, por ejemplo, captar la temperatura de las personas a su paso por los accesos que controla Migración Colombia.

También es de carácter urgente que los congestionados pasos fronterizos entre Norte de Santander y Táchira sean dotados con elementos médicos para hacer un primer examen a los que van entrando de Venezuela, puesto que debemos tener muy en cuenta las debilidades y fragilidades del sistema de salud del vecino país, golpeado por la crisis económica, social y política generada por una mezcla de hechos internos y externos.

La tecnología permite hoy contar con sistemas especiales para la detección de algún tipo de alerta que determine posibles problemas de salud de las personas, como es el que capta posibles fiebres leves o severas.

Hay que acudir con urgencia a la cooperación internacional para que ayude a blindar nuestra frontera desde el punto de vista de la prevención y atención de salud, en esta parte del territorio nacional.

En situaciones como las que está viviendo el mundo por el ataque del coronavirus, Colombia no debe escatimar esfuerzos ni recursos para proteger a su población, como lo ordena la Constitución Nacional.

Además, aunque muchos afirman que controlar esa gran masa humana entrando y saliendo por los puentes internacionales sería casi que imposible, las autoridades  deben darle prelación a la seguridad interna y, por lo tanto, activar los protocolos y medidas necesarias, así provoquen dificultades para el tráfico fluido de personas.

La vida es vital y por ser así hay que protegerla al costo que sea, por lo que no sería xenofóbico, estigmatizador ni nada que se le parezca, la activación de severos controles, porque el espíritu humanitario que se ha despertado frente a los problemas que agobian a los vecinos, en esa misma línea deben ser entendidas las medidas que se adopten.

En materias como estas, que ya se enmarcan dentro de una pandemia planetaria como lo ha reseñado la Organización    Mundial de la Salud (OMS), las acciones también en regiones de alto flujo migratorio como el área metropolitana de Cúcuta, por parte del Gobierno Nacional, tienen que ir más allá de simples alertas o mensajes preventivos.

El Ministerio de Salud debe entender que Norte de Santander es uno de los departamentos desde los cuales es indispensable contener, controlar y atender adecuada y oportunamente a la población amenaza por el llamado Covid 19 que es muy fácil que se filtre por la porosa frontera  con Venezuela. Como se ve, no solo se necesitan unos lavatorios de manos, pues somos una zona estratégica especial para la misma protección nacional de los colombianos, que no se puede dejar al garete.