Luis Carlos Galán Sarmiento engrosó la triste lista de los personajes colombianos que a sangre y fuego fueron sacados de la escena política del país, cercenándole a Colombia la posibilidad de  tenerlo como presidente para que desarrollara sus ideales y propuestas construidas sobre su aguerrida lucha contra las mafias del narcotráfico y de la corrupción a las que enfrentó y desenmascaró.

El expresidente César Gaviria Trujillo a quien Juan Manuel Galán,  hijo del inmolado líder, le entregó las banderas de su padre, acaba de lanzar  una afirmación que magnifica esa titánica labor que Galán emprendió en la época en que los carteles de la droga libraban una guerra contra las instituciones. “Sí, Galán nos detuvo al borde del abismo y nos dejó grandes enseñanzas que hoy tienen plena vigencia. En aquel momento superamos grandes desafíos que tenía Colombia para convertirse en una verdadera democracia, y no en una narcosociedad y un narco-Estado”.

Galán desde joven marcó diferencias. A los 26 años llegó a ser el ministro de Educación en el gobierno de Misael Pastrana Borrero, el último presidente del llamado Frente Nacional. El director de cine Luis Guillermo Nieto Roa, en un escrito recordó lo que una vez le confesó Galán cuando apenas tenían ocho años y jugaban en un parque bogotano: “Cuando yo sea grande voy a ser presidente de Colombia”.

Pero este proyecto que rondaba en su mente y maduraba en su corazón fue truncado sangrientamente la noche del viernes 18 de agosto de 1989 cuando fue asesinado en la plaza principal de Soacha (Cundinamarca) durante una manifestación relacionada con la campaña presidencial de aquel entonces.

“Por Colombia, siempre adelante, ni un paso atrás y lo que fuere menester sea”, era una de sus frases predilectas para indicar que no le tenía temor a aquellas organizaciones criminales y corruptas que pretendían, a toda costa, doblegar a la institucionalidad y lanzaban amenazas contra los que se atravesaban en sus pretensiones.

Al leer hoy esta consideración de Galán sobre el conflicto: “Cuarenta años de violencia casi continua, a veces volcánica, sanguinaria y generalizada (…) nos han enseñado que la intransigencia y el fanatismo solo conducen al dolor y la frustración”, sale a flote un fuerte mensaje para las generaciones actuales de que la guerra y la conflictividad no son el camino para la construcción de una sociedad en que quepamos todos, con nuestras diferencias conceptuales de toda índole.

Definitivamente los líderes como Luis Carlos Galán Sarmiento trascienden en el tiempo en cuanto a las advertencias que lanzan para hacer ver los peligrosos riegos que implican determinadas actividades ilegales que llegan a permear las propias estructuras del Estado: “El fenómeno del narcotráfico es una de las amenazas más terribles que existen contra la libertad y la justicia en el mundo”.

Y este señalamiento que hace más de 30 años hacía Galán: “Los que compran votos atropellan la libertad política y generan violencia”, puede decirse que es el más certero mensaje del inmolado líder para los potenciales electores que el 27 de octubre irán a las urnas a elegir gobernadores, alcaldes, concejales, diputados y ediles.

Después de este recorrido por algunas consideraciones que en su tiempo hiciera Galán, su viuda Gloria Pachón fue más contundente cuando a Colprensa le confesó que “Luis Carlos estaría bastante preocupado con lo que se está viendo. Sobre todo por la manera como las costumbres políticas que él criticó tanto han aumentado y son mucho más graves y más complejas en el día de hoy (…)”.