Héroes, primera línea, salvadores  de vida y otros calificativos más reciben en esta época pandémica los médicos, enfermeras y demás trabajadores del sector de la salud que son quienes le deben poner el pecho a la lucha contra el coronavirus, que lamentablemente ha cobrado la vida de muchos de ellos en el departamento, en el país y en el continente americano.

Así lo ha confirmado la Organización Panamericana de la Salud: “Nuestros datos muestran que casi 570.000 trabajadores de la salud en toda nuestra región han enfermado y más de 2.500 han sucumbido al virus. Según estos datos, hasta la fecha tenemos el mayor número de trabajadores de la salud infectados en el mundo”.

En Colombia, hasta mediados del mes pasado, las estadísticas del Instituto Nacional de Salud señalaban que por COVID-19 habían muerto 18 médicos y que el 68% de los 7.010 trabajadores de ese sector que se contagiaron, contrajeron la enfermedad en el desarrollo de sus actividades.

Norte de Santander no ha escapado a esta trágica situación con por lo menos cuatro médicos muertos por el virus, dos de ellos en los últimos días, al igual que dos enfermeras jefes y un enfermero jefe, así como dos auxiliares de enfermería, y otras personas adscritas al área administrativa en el campo de la salud en el departamento que lamentablemente perdieron la batalla. Y lo triste es que el drama continúa con dos médicos que siguen en estado crítico enfrentando a la enfermedad.

Este drama que a raíz de que Cúcuta y Norte de Santander muestran una aceleración en la propagación del contagio, lleva a plantear varios asuntos. Uno y es el más importante. El Estado,  como compensación a esta lucha titánica que libran estos héroes para salvar la vida de sus semejantes, debería proceder a reorganizar y mejorar el esquema de la política de salud en Colombia.

Vamos al aspecto salarial: debe de ponerle fin a la tercerización y contratación por OPS a todos quienes prestan sus servicios en el campo de la salud, con el propósito de que médicos, enfermeras y demás profesionales y empleados tengan unos salarios acordes a la misión que prestan y sus respectivas prestaciones sociales de ley. 

Eso ya para ellos sería un logro inmenso, porque no es posible o que les deban varios meses de salarios y que los sueldos que realmente ganan terminan siendo una mínima parte de lo que ellos necesitan para una vida digna. ¡Un héroe no merece una asignación raquítica!

Y otra cosa no menos importante: la dotación hospitalaria adecuada, los elementos indispensables de protección y que a las instituciones prestadoras de servicios las EPS les gire los recursos por los servicios que prestan y se acabe esa precarización en la atención a los pacientes, que de acuerdo como están las cosas, lo mejor es que se evalúe un nuevo esquema en el que la intermediación para el manejo y administración de la salud se acabe.

Finalmente, los ciudadanos si aman tanto a estos héroes, por favor, acaten las medidas sanitarias, usen tapabocas, no se comporten como si ya la pandemia se hubiera ido, eviten las fiestas y las aglomeraciones, puesto que un desbordamiento de la capacidad hospitalaria y un contagio general de quienes están en la primera línea sería fatal -sí es que no lo hemos entendido- y nos dejaría huérfanos frente a esta enfermedad. ¡Cuidémonos para que los héroes de la salud puedan seguir enfrentando al coronavirus con éxito!