No obstante la inversión de $ 30.000 millones en parques nuevos o reconstruidos, además de los que se han proyectado para el futuro por parte del Gobierno de Cúcuta, la ciudad registra déficit de esos espacios públicos, tan necesarios en la vida cotidiana de la comunidad. 

Hacen parte de la infraestructura que articula el conjunto de factores para una funcionalidad armónica.

El parque es un punto de encuentro y cuenta en la vida corriente de cualquier conglomerado humano. 

Allí se concurre en plan de recreación, o de conversación, o de distensión. 

O de cualquier otro ejercicio de las personas. Es múltiple su uso. 

Es un multiplicador de cultura. Y hasta se toma como escenario de espectáculo de todo orden. 

Posibilita parte de la dinámica que impulsa corrientes propias de las causas comunes. Y por tal motivo es patrimonio de todos.

Debemos resaltar la tarea que viene cumpliendo la Gobernación en este frente en diferentes sectores de Cúcuta y en los municipios. 

Debería procurarse una alianza con las alcaldías y buscar la vinculación de la empresa privada y de entidades cívicas y comunales, con lo que se lograrían metas más ambiciosas. 

En épocas pasadas la Sociedad de Mejoras Públicas era una organización encargada del manejo de los parques. 

Una entidad cívica que hacía posible atender soluciones sin que mediaran intereses particulares o políticos. 

Ahora el despacho encargado de garantizar tales espacios públicos hace una tarea más mediática que real y lo cierto es que sectores pobres de la población tienen carencias, o sea, no disponen de un predio que ofrezca las funciones requeridas. 

Necesidad insatisfecha que merece ser tomada en cuenta y buscarle solución.

El parque debe ser una prioridad en los planes del Gobierno Municipal. No es lujo, ni algo secundario. 

Hace parte del desarrollo urbanístico y como tal debiera ser incluido en los programas oficiales.

No es tampoco solamente la construcción de ese espacio público. 

Tiene que contar con las condiciones adecuadas y se debe tender a su mantenimiento para que resulte útil.

Disponer de parques con dotación suficiente para hacerlos más funcionales mejora el entorno urbano y genera factores de bienestar. 

Así la ciudad se hace más armónica y sus habitantes reciben el beneficio de estímulo a sus actividades productivas.

Los barrios donde no hay parques deben ser atendidos sin más retardo y hay que tomar en cuenta un inventario realista. 

La misma comunidad debe aportar la información que permita la ejecución de proyectos que llenen los vacíos. 

Si se ejecutan obras de alta inversión y no siempre articuladas a necesidades sentidas de la población, conviene atender las que hacen parte de urgencias ciertas como los parques que corresponden a una función de satisfacción colectiva.