En las empresas, los indicadores de gestión son un asunto primordial para medir cómo está su desempeño y cuáles son las áreas que necesitan mayor atención del gerente. 

En el caso de las ciudades –que funcionan igual que una gran empresa– estas mediciones son claves no solo para identificar oportunidades de mejora, sino también para establecer parámetros comparativos y determinar cuáles son los programas de mayor impacto y contar con un indicador que permita establecer si con el paso de los años las cosas mejoran o empeoran. 

En Cúcuta, estas mediciones eran casi inexistentes, hasta hace tres años, cuando se creó formalmente Cúcuta Cómo Vamos, un programa que se ha dedicado a generar información confiable, imparcial y comparable mediante indicadores veraces y periódicos en torno a temas de ciudad, calidad de vida y percepción ciudadana.

Ayer se presentaron al público los resultados de la encuesta en la que, por tercer año consecutivo, se mide la percepción de los ciudadanos en temas como movilidad, salud, educación, frontera, servicio públicos, seguridad, empleo y comportamientos frente a la ciudad y sus semejantes.

Además de identificar los asuntos con los que la gente está más y menos satisfecha, este documento es valioso porque permite comparar los resultados del 2016 con los dos años anteriores, convirtiéndose en un insumo estratégico, en una herramienta muy útil para la toma de decisiones de los administradores de la ciudad, para las empresas de servicios públicos, para la policía y las autoridades del área metropolitana. 

Los resultados muestran, por ejemplo, que a pesar de que hubo una leve disminución, la satisfacción y el sentido de pertenencia por la ciudad siguen siendo altos. Los servicios públicos, la educación y la salud, en general, presentan buenos niveles de satisfacción entre los cucuteños, mientras que la seguridad, el medio ambiente, el tránsito y la actividad cultural de la ciudad son algunos de los temas que requieren atención urgente. 

El aumento de la corrupción y la falta de confianza en que los delitos sean sancionados, también son asuntos que llaman la atención y requieren una pronta intervención.  

Generar acciones para combatir la intolerancia, reflejada en el bajo respeto por la vida, por las minorías, por las mujeres y por los homosexuales, y buscar alternativas para remediar el atraco callejero y la drogadicción, problemas que más afectan la seguridad en los barrios, son tareas que no deben aplazarse.   

Más allá de los resultados, cuyo análisis debe derivar en el desarrollo de acciones y políticas que permitan mejorar los indicadores menos halagadores, el fin último de esta iniciativa que ya existe en 13 ciudades del país es que los mandatarios y autoridades se la apropien, la estudien y puedan tomarla como un instrumento para desarrollar una hoja de ruta que derive en mejores programas, políticas e iniciativas para la ciudad. 

Que la calidad de vida de los habitantes de esta frontera sea cada vez mejor, es posible si los indicadores de esta encuesta se toman con seriedad y se usan para trazar metas a mediano y largo plazo. Ojalá hoy, todos los que tienen injerencia en la toma de decisiones de la ciudad tengan en sus manos los resultados de Cúcuta Cómo Vamos.