Desde el punto estrictamente del control policivo ha surgido el planteamiento de hacer cambios en los 62 cuadrantes que operan en los barrios de Cúcuta para combatir la delincuencia en la ciudad, la cual sigue mostrando una escalada preocupante.

Los robos a residencias, los atracos callejeros, el hurto de motocicletas y los homicidios aparecen entre los hechos que en el frente de seguridad preocupan a la ciudadanía, no sin dejar de incluir ahí el microtráfico.

El modelo nacional de vigilancia comunitaria por cuadrantes,  es una estrategia de la Policía Nacional en el que se delimitan territorios, llamados cuadrantes y a los que se asigna un número de patrulleros para su vigilancia y ejecución de estrategias preventivas del delito.

Pero en el momento actual por la que atraviesa la ciudad se encontró que este sistema debe acondicionarse y mejorarse desde muchos aspectos, porque la misma dinámica del delito requiere reformular las acciones para atacarlo y poner a buen recaudo a quienes cometen las acciones al margen de la ley.

Y aquí -como lo dijimos- desde la óptica meramente relacionada con las operaciones de presencia, control, rastreo, captura y entrega de los delincuentes a la justicia ordinaria, los cuadrantes muestran una debilidad funcional, como es la comprobada escasez de personal que coadyuve esta estrategia.

Resulta que Cúcuta con 772.000 habitantes tiene 62 cuadrantes , los cuales funcionan con siete patrulleros de la Policía, para un total de 434 agentes.

De lógica que todos ellos no pueden estar las 24 horas en las labores de patrullaje, hecho que matemáticamente implica que en los tres turnos, en tiempo real la ciudad queda en manos solamente de 144 agentes para ejercer la vigilancia.

Lógicamente la operatividad y la reacción inmediata se ven comprometidas con ese bajo número de unidades disponibles, situación que es muy alarmante porque implica entonces que el componente de contención policiaca de la estrategia contra el delito no es lo suficientemente fuerte.

Ojalá tenga eco inmediato el pedido para un reforzamiento en el pie de fuerza en la ciudad por parte de la Dirección Nacional de la Policía, que incluya la Unipol que es un grupo de choque y reacción.

El secretario de Seguridad Ciudadana, Sergio Martínez Medrano, ha coincidido con esa sensación de debilidad, al reconocer que no se están cumpliendo a cabalidad las metas contra el delito, en gran parte, por el escaso número de agentes de policía en los cuadrantes de los barrios.

Ese fortalecimiento de la Policía en las comunas es importante para que la ciudadanía tenga presente que el Estado le brinda las garantías de seguridad necesarias en cumplimiento del deber constitucional de garantizar la vida, honra y bienes de los colombianos.

Lograr que la Policía cuente con un suficiente equipo humano y técnico para enfrentar al crimen que todos los días trata de ganar más terreno en medio de las dificultades económicas y sociales que ahora se han exacerbado por efecto de la inesperada pandemia del coronavirus, es necesaria dentro de un plan de recuperación de seguridad que incluya la prevención, que vaya de la mano con la inversión social y, lógicamente, encaje dentro de las medidas para recuperar empleo, fortalecer la economía, vigorizar la educación ciudadana y consolidar la convivencia.