Comenzó la cuenta regresiva para los últimos doce meses de mandato del presidente Santos y en Cúcuta y la frontera la sensación es que todavía falta por hacer desde el alto gobierno para que la ciudad se baje y no se vuelva a montar al podio del desempleo, la informalidad y la pobreza, todos estos alimentadores de violencia en tiempos de posconflicto y de llegada masiva de venezolanos.

Antes de que se vaya, ojalá el presidente y su equipo encabezado por el ministro de Hacienda y el director de Planeación Nacional decretaran medidas de choque con incentivos impositivos, laborales y crediticios que hagan atractiva a la ciudad y a la región para la inversión nacional y extranjera, con especial medición y seguimiento a la generación de empleo local.

Dentro de ese paquete debieran estar opciones de efecto inmediato pero que se sostengan durante un tiempo adecuado en nuestra ciudad, como serían la suspensión del cobro del IVA para volvernos una zona atractiva en materia de turismo de compras, pensando en ese aspecto a una futura transformación en una especie de puerto libre o zona franca ampliada, un distrito especial o una ciudad región que aglutine al área metropolitana. Tampoco caería mal la asignación de recursos por parte de varios ministerios para el desarrollo de obras de rápida ejecución e inmediato impacto sobre esos niveles de desocupación en los que siempre disputamos el primer y segundo lugar con Quibdó.

Ya hay mucha tinta utilizada en proyectos presentados y en estudios elaborados por lo que ahora se necesita la voluntad política del Gobierno Nacional para poner a andar muchos de ellos, entre los que se encuentra la refinería de Cúcuta, por ejemplo, y el empujón definitivo a la Zona Franca, porque va a llegar el momento que crisis económica y social no aguante más y se produzca un estallido que no podrá contenerse fácilmente. No es alarmismo. Es realidad pura de lo que se ve en las calles. 

El presidente Santos debe ser consciente de que la capital de Norte de Santander ha pagado caro la crisis fronteriza y que a la región, desde siempre,  no se le ha dado la atención debida para ayudarla a buscar un rumbo que la haga cero-dependiente y la lleve a  tener la anhelada vida propia de la que tanto se ha hablado desde hace muchos años. 

Para salir por la puerta grande y que sea recordado como el presidente que así como se la jugó por la paz también se la jugó por la frontera, como jefe de Estado deje montada toda la estructura legal y administrativa para que se estructure y florezca una región en que de la mano del fortalecimiento de la educación y la investigación el aparato productivo empresarial reciba un aire que lo lleve a ser una de las locomotoras de la economía local, se reanime el campo, las nuevas tecnologías cuenten con un nicho especial dentro del emprendimiento. 

Doce meses no son nada, pero como ya lo dijimos, la región está sobrediagnosticada, luego lo que deben hacer el presidente y sus ministros es dedicarle un par de reuniones extraordinarias al término de las cuales, y al amparo de la Constitución y las leyes, expedir las normas con las cuales se reescriba la historia de una frontera próspera y en paz.