Para la ciudad, lo ocurrido significa una evolución en los sectores del comercio y los servicios al contar ahora con una porción importante de su clientela  que gasta en dólares.

Hasta Cúcuta llegan los vientos de una especie de dolarización consentida de la economía venezolana que se evidencia con la llegada a la ciudad de un importante número de compradores del vecino país que entran por los puentes internacionales  con dólares para hacer compras aquí.

La Consultora Ecoanalítica ha calculado que las operaciones en esa moneda supera el 53%, hecho que sumado a  unas recientes declaraciones de Nicolás Maduro al canal Televen, muestran el porqué de la facilidad para que estos ciudadanos puedan salir con la divisa estadounidense sin restricciones.

“No lo veo mal (...) ese proceso que llaman de dolarización, puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía (...) gracias a Dios existe”, fue lo expuesto por el gobernante venezolano.  Para la ciudad, lo ocurrido significa una evolución en los sectores del comercio y los servicios al contar ahora con una porción importante de su clientela  que gasta en dólares con el fin de  obtener los bienes de consumo que requiere para la atención de sus necesidades fundamentales en la vecina nación, cuya  economía está venida a menos y por los galopantes problemas sociales y políticos que han llevado a un éxodo sin precedentes.

Así como los venezolanos utilizan  esa moneda como escudo para proteger su capacidad de compra de las arrasadoras hiperinflación y devaluación, para los comerciantes cucuteños de algunos centros comerciales, negocios de tecnología y de alimentos y droguerías que la reciben, les representa la posibilidad de contar con un elemento para generar ahorro y también para protegerse de la pérdida de poder adquisitivo.

Y las casas de cambio de la región son otras de las que marcan la mayor  transformación en el mercado de divisas local, pues desde mediados del año pasado el 70 % de las operaciones en esos negocios se hacen en dólares y en menor proporción en euros.

Esta inyección de divisas en la economía local es importante por la dinámica que le imprime a la ciudad que podría empezar a obtener atractiva al turismo de compras de personas llegadas de otras latitudes, es decir, no solamente venezolanas, por este elemento diferencial, de manejar y recibir dólares sin problema alguno.

El otro aspecto positivo que para la economía local ha traído la oleada migratoria de Venezuela, se relaciona con el aumento histórico las remesas como lo ha venido exponiendo el Banco de la República en sus informes.

Al departamento llegaron 29 millones de dólares por este concepto en el tercer trimestre de 2019, un 19% más que en el mismo periodo de 2018, desde España, Estados Unidos, Chile y Reino Unido.

Los mismos venezolanos que se aglomeran en las casas donde reciben los giros, confirman que ellos prefieren que se las envíen aquí,  porque al recibirlas en pesos tienen mayor opción de comprar y ahorrar algo, que si les llegara a su país, donde el bolívar soberano ha perdido prácticamente su poder adquisitivo.

Lo ocurrido en la actualidad confirma, una vez más, como la frontera colombo-venezolana se mueve al vaivén de los acontecimientos, recordándose aquellos tiempos del bolívar a $16 o $17 y las épocas en que por el cambio  favorable para nosotros, íbamos a  comprar hasta una aguja al vecino país, cuando era factible hacerlo, antes de la crisis generada por un cóctel de situaciones internas y externas.