Como si no fuera suficiente con el alto índice de desempleo, la informalidad rebosante y la crisis de la frontera, a la ciudad se le sumó desde hace unos días un nuevo problema: la negativa de los guardianes del Inpec de la cárcel de Cúcuta, a recibir más capturados, hasta tanto no se solucione el hacinamiento y la sobrepoblación que se vive en el centro carcelario de la ciudad.

Ante este panorama, la solución ha consistido en llevar a los detenidos a las estaciones de Policía de Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario, exponiendo a las comunidades de estos municipios a problemas de seguridad para los que no están preparados.

En total, en las estaciones de Cúcuta y el área metropolitana hay 115 capturados que, si bien un juez envió a la cárcel, allí no fueron recibidos.

“El inconveniente más grande es la alimentación; muchas veces a algunos reclusos les queda comida y se la dan a otro; nosotros los policías tenemos que sacar de nuestro bolsillo para cubrir la alimentación de ellos”, dijo recientemente el capitán Adrián Portilla, comandante de la estación de Policía de La Libertad, donde actualmente permanece un número considerable de detenidos.

Y es que este tema, el de la cárcel, pareciera ser que no es de importancia para los alcaldes de los municipios del departamento, quienes fueron citados la semana pasada para tratar este tema y, salvo los de Pamplona, Durania, Sardinata, Ocaña, Bochalema, el subsecretario de Gobierno de Cúcuta y el secretario de Gobierno de Villa del Rosario, los demás decidieron no asistir, agravando aún más la situación en la ciudad.

¿Y por qué los guardianes del Inpec se niegan a recibir a los detenidos? Porque desde varios meses mantienen un Plan Reglamento, amparados en lo que establece la Ley 1709 que determina que no puede haber cárceles con más del 20 por ciento de sobrepoblación; Colombia, increíblemente, tiene el 90 por ciento de los penales por encima de esa cifra.

En Cúcuta, cuya cárcel tiene una capacidad para 2.300 internos, actualmente hay una sobrepoblación del 90 por ciento y un hacinamiento del 58 por ciento.

Los habitantantes de los barrios se quejan, con toda la razón, de que no saben con quién estan conviviendo en el barrio. ¿Quién les garantiza a estas personas que no se va a presentar un rescate armado en esa estación de Policía?.

De esta situación es consciente el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Javier Barrera, quien reconoció recientemente que ha tenido que destinar un grupo de uniformados, que deberían estar patrullando las calles de la ciudad, a prestar guardia en las estaciones para evitar alteraciones del orden público.

Y mientras, desde el gobierno no se dan señales de solución a las solicitudes de los guardianes del Inpec, entre las que se destaca la contratación de 4.000 nuevos guardianes. El gobierno, por su parte, anunció que solo hay presupuesto para abrir 1.000 nuevas plazas. 

Así las cosas, dos panoramas se vislumbran: o las estaciones se rebosarán de detenidos, o los jueces dejarán en libertad a todos los capturados, agravando aún más la percepción de seguridad en la ciudad.  Amanecerá y veremos…