Cúcuta y su área metropolitana se han quedado rezagadas en materia de transporte masivo de pasajeros por lo que hoy tenemos los más graves y complicados problemas de movilidad con todas sus consecuencias.

Ciudades como Montería y Buenaventura nos tomaron ventajas en este asunto por la diligencia y el responsable compromiso de sus autoridades al adelantar las gestiones pertinentes ante el Gobierno central. En su momento, Planeación Nacional instó a los alcaldes de Cúcuta de los últimos 15 años sobre la necesidad de acogerse al programa estructurado por esa entidad para que las principales ciudades del país tuvieran un moderno sistema de transporte masivo de pasajeros.

La Universidad Nacional hizo los estudios respectivos y entidades de la banca multilateral dispusieron de recursos, así como los asignados por el Gobierno Nacional para financiar el nuevo sistema de transporte masivo. Las administraciones locales tenían que hacer su aporte, en este caso pequeño, comparado con la magnitud de los recursos de las otras fuentes de financiación y de la trascendencia y utilidad del proyecto.

Pero como pasa casi siempre en Cúcuta lo único que se le ocurrió a nuestros gobernantes fue decir que no teníamos plata para eso. Precisamente por eso es por lo que estamos en la caótica situación que vivimos y padecemos hoy con un pésimo servicio de transporte público de pasajeros. 

Hay que admitir que en todas las ciudades donde se puso en marcha el sistema los resultados técnicos, operacionales y financieros no fueron o no han sido de pronto los más exitosos, pero de todas maneras se avanzó mucho en la solución de un viejo problema común y se están haciendo los ajustes pertinentes. 

También, en otras ciudades, el nuevo sistema se convirtió en foco de corrupción con sobrecostos, demoras y retrasos en las obras y derroche de los recursos públicos. 

Pero no hay que llorar sobre la leche derramada. La administración del alcalde César Rojas Ayala tiene diseñado un ambicioso plan para modernizar y reestructurar el sistema de transporte público colectivo en la ciudad y los municipios del Área Metropolitana, bajo un esquema empresarial o asociativo en armonía con las políticas del Plan de Desarrollo.

Ese anteproyecto ya se está analizando con las autoridades municipales del Área Metropolitana, con las empresas y con todos los sectores de la actividad transportadora.  Tiene en cuenta problemas y situaciones como los altos costos de operación, la competencia de taxis, particulares y mototaxistas, rutas sin cubrir, altos tiempos de viaje, calles y vías destrozadas y congestionadas, competencia desleal, informalidad, inseguridad, contaminación, falta de inversión y parque automotor obsoleto, entre otros males.

También presenta los modelos o esquemas de negocios que deben implementarse para que no resulte ruinosa la actividad, y fórmulas novedosas como la operación conjunta por sistema de rutas (elimina la llamada guerra del centavo), rutas integradas (transbordo en algunos sectores), adecuación conjunta de patios y talleres, renovación del parque automotor, reglas para acceder al centro de la ciudad, paraderos e incentivos a la cultura del uso del transporte colectivo. Para nadie es un secreto que la industria del transporte de pasajeros en el Área Metropolitana se enfrenta a retos propios de una zona de frontera con muchos problemas y complicaciones, con altas tasas de informalidad, desempleo, crisis económica y falta de control en materia de tránsito.  

Nos resulta de la mayor importancia y pertinencia la iniciativa que la administración del alcalde Rojas Ayala está liderando para impulsar y lograr el moderno sistema de transporte masivo de pasajeros que nuestra ciudad necesita y se merece.