Desde hace varios años, Cúcuta está pidiendo a gritos un Centro de Eventos y Convenciones como lo tienen hoy todas las ciudades importantes del país. 

Una infraestructura que permita la realización de eventos comerciales, industriales, turísticos, hoteleros, artesanales, festivales culturales y musicales, entre otros, que nos vuelvan competitivos y nos pongan, por fin, en la ruta del desarrollo económico y sostenible. 

Los Centros de Eventos y Convenciones, por su dinámica y características, se han convertido en fuentes importantes de generación de puestos de trabajo, de polos de desarrollo turístico, y de negocios que la capital de Norte de Santander tanto requiere para no seguir anclados en los primeros lugares en materia de desempleo e informalidad.

Por eso nos parece de la mayor importancia la decisión de la Cámara de Comercio de Cúcuta, con los empresarios, universidades, gremios y asociaciones cívicas de la región de retomar la iniciativa del Centro de Convenciones, tomando como ejemplo la campaña cívica de hace quince años ‘El primer ladrillo’, a través de la cual fue posible dotar a Pereira de su Centro de Eventos y Exposiciones Expofuturo y de muchas otras obras que las administraciones locales no fueron capaces de sacar adelante. 

Esta campaña ha debido iniciarse hace varios años, pues las administraciones locales de nuestra zona de frontera tampoco han sido capaces de liderar ni mucho menos concretar este tipo de proyectos. Más han valido los celos inútiles, los egoísmos absurdos, los codazos y las intrigas que tanto saben desplegar nuestros políticos y burócratas. 

Se recuerda que hace varios años el entonces Ministerio de Desarrollo Económico apropió los recursos para el Centro de Convenciones para el que se habían señalado unos predios en cercanías de la Zona Franca. Como el tiempo pasó y los alcaldes de la época no se pusieron de acuerdo con los gobernadores de turno, los recursos destinados por ese Ministerio tuvieron que ser devueltos.

Hace 12 años, el gobernador de la época dejó listos los planos y maqueta para el proyecto del Centro de Convenciones en inmediaciones de la Casa del General Francisco de Paula Santander. Se había previsto una inversión de 44.000 millones de pesos. Quedaron apropiados 22.000 millones, pero el tiempo también pasó y no se hizo nada. Los recursos terminaron gastándose en la compra de una clínica para la Universidad de Pamplona. 

El proyecto contempla centro de convenciones, auditorios, plaza de banderas, parqueaderos, etc. 

Este proyecto fue elaborado por el reconocido arquitecto colombiano Daniel Bermúdez Samper, que ha realizado importantes obras como el Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo y la Biblioteca Pública del Tintal, en Bogotá, y actualmente está al frente de la realización de la nueva Facultad de Arquitectura de la Universidad de los Andes y del edificio de Transición ET-CAN.

Su firma participó en la construcción del recién inaugurado Ágora Centro Internacional de Bogotá, del que fue motor principal la Cámara de Comercio de la capital colombiana.

Actualmente se encuentran en construcción más de 15 centros de convenciones en varias ciudades del país. 

Según los expertos, los beneficios que deja el turismo que generan estos centros son, entre otros, que se rompe la estacionalidad, atrae visitantes que no hubieran venido a la ciudad, formaliza y profesionaliza el sector, genera empleo cualificado y dinamiza la economía con la entrada y esparcimiento de dinero en uno o varios sectores de la población que beneficia y favorece a las personas que lo componen.

Por otro lado, no discrimina que quienes vengan por algún tipo de evento puedan usar también para tener unos días recreativos, logrando el consumo de atractivos turísticos y de esta forma el fortalecimiento del patrimonio cultural, la generación de ocupación segmentada, el posicionamiento internacional direccionado y la recompra de asistente como turista vacacional.

Según datos del International Congress and Convention Association (ICCA), un viajero de negocios invierte US$410, mientras quienes viajan por placer gastan US$80 diarios. Una oportunidad que están aprovechando las principales ciudades del país para impulsar el turismo.

De éstos y muchos otros beneficios nos hemos estado privando en Cúcuta y la zona de frontera, por no disponer del Centro de Eventos y Convenciones de Cúcuta.