Desde que los gobiernos de Colombia y Venezuela comenzaron a hablar de generar las condiciones de seguridad para una nueva frontera más segura, muchos se preguntaron qué estrategias se utilizarían para hacer de esa promesa una realidad palpable, teniendo en cuenta la sofisticación de las practicas usadas en el contrabando.

A pesar del trabajo mancomunado que han adelantado las autoridades de ambas naciones, este no ha sido suficiente para hacer frente a este delito, cada vez más complejo por la forma en la que opera y por las redes criminales que lo manejan.

Teniendo en cuenta la necesidad de trazar una estrategia poderosa, que además se apoye en la inteligencia y en la tecnología, en los últimos dos meses se han puesto en operación dos centros cuyo objetivo primordial es generar una alianza entre autoridades que permita unificar esfuerzos para aumentar la eficacia en los controles y dar golpes contundentes a las organizaciones criminales. 

Estos dos lugares, hacen parte de la estrategia ordenada por el gobierno nacional para desmantelar puntos estratégicos desde donde opera el contrabando en Norte de Santander, estrategia que se inició hace seis meses con la llegada del general Gustavo Moreno, entonces director general de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa).

Moreno fue enviado por el mismo presidente de la República a dirigir las operaciones en esta zona de frontera. Luego de varios golpes contundentes a sitios como Alejandría, Puerto Santander y La Parada, considerados templos del contrabando, el general Moreno fue designado como comandante de la Región cinco, desde donde dirigirá el Centro de Fusión Operacional (Cefop), inaugurado hace dos días.

De este centro se coordinarán planes de inteligencia y de operaciones contra el contrabando, el narcotráfico, la minería ilegal, las bandas criminales, la destrucción de cultivos ilícitos, entre otros delitos que azotan a esta zona de frontera. 

El Cefop contó con el apoyo de la embajada de los Estados Unidos, a través de la sección de asuntos antinarcóticos, con una inversión cercana al millón de dólares para su construcción y estructuración, pero lo más importante, brindará apoyo en las operaciones que desde allí se dirijan, lo que garantizará contundencia en las mismas.

A este moderno centro estratégico, se suma también el laboratorio fronterizo de criminalística para controles aduaneros, operado en asocio con la Dirección Regional de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), que se encarga de apoyar los procesos aduaneros que se produzcan en la frontera con Venezuela, para atacar el contrabando de mercancías como licores, ganado, equipos electrónicos, calzado y prendas de vestir, y para impedir la falsedad de firmas y la entrada ilegal de dinero.

Con su implementación se espera que aumente la eficacia en los controles de detección de marcas adulteradas y falsificadas, precintos de seguridad, documentos aduaneros, manifiestos de importación, guías de movilización y todo documento que avale el transporte y comercialización de mercancías, lo que reducirá el contrabando de carne y demás que a diario vemos. 

Con este observatorio se logra un importante avance, pues ya no se tendrá que enviar la información a Bogotá para confrontación de sellos, estampillas y marcas: la tarea se adelantará en Cúcuta, lo que permitirá celeridad en los procesos.

El contrabando es apenas uno de los delitos que se combatirá con esta nueva estrategia que seguramente empezará a mostrar resultados contundentes en el corto plazo. 

Esos mismos resultados que por años se han esperado, producto de operaciones poco constantes y carentes de coordinación interinstitucional, que han permitido hacer de este territorio, un complejo entramado de redes delincuenciales que afectan el aparato productivo y que generan al año millonarias pérdidas.