Un televisor full HD puede esperar, la vida no. Una nevera inteligente con conexión a internet resulta menos importante que la salud a la hora de tomar decisiones acertadas, puesto que en la temporada pandémica seguir los dictados del consumismo desbordado puede llevar a que ese comprador no tenga tiempo de disfrutar del artículo que adquirió.

Evidentemente la economía colombiana se resintió de manera grave por el coronavirus, pero hacer esa especie de ‘COVID negro’ desde el punto sanitario, en medio de las aglomeraciones y demás violaciones a los protocolos de bioseguridad puede llevar a Colombia a lo dicho por el procurador Luis Fernando Carrillo: “En un día de irresponsabilidad se puede perder lo ganado en 100 días de confinamiento”.

Ojalá que eso no vaya a pasar por el bien de todos, pero nada bueno se espera del desafío al virus durante lo que medios internacionales como Bloomberg titularon “Frenesí de compras por el ‘Covid Friday’ desencadenado por el día sin IVA”.

La disyuntiva de la plata o la vida es algo en lo que no puede seguir cayendo nuestra sociedad que, por lo visto, no ha cambiado ni un ápice en medio de este confinamiento generado por la peor crisis sanitaria que ha golpeado a la humanidad en los últimos cien años, después de la gripe española.   

La reactivación de la vida productiva como se le llama aquí en Colombia al ‘encendido’ de los motores de las distintas actividades manufactureras y comerciales para la protección del empleo y la reanimación económica, no debería implicar graves riesgos para la gente, y optar por otras soluciones distintas a las de que una estrategia gubernamental como esta empuje a los compradores a salir en masa, como si no pasara nada.

Resulta que sí está sucediendo algo, porque al darle una revisión rápida al comportamiento del coronavirus en Norte de Santander, recordemos que hasta el miércoles pasado las cifras siempre mostraban dos, tres o cinco contagios confirmados diariamente o cada tercer día.

Ese lento movimiento nos estaba llenando de esperanza porque posiblemente la cuarentena obligatoria estaba dando buenos resultados, pero la sorpresa llegó en el boletín del 18 de junio cuando en un solo día se registraron 20 casos,  en el informe del viernes se contabilizaron 18 más y en el de ayer aparecieron otros 23.

O sea, en 72 horas la aceleración de propagación fue de tal magnitud que lo sumado en cerca de 20, ocurrió en apenas tres y contando, lo que nos debe llevar a  prepararnos para lo peor, porque si en esa misma medida empiezan a aparecer pacientes que requieran de hospitalización en UCI, con atención especializada, la situación cobrará visos de dramatismo como los que ya se han vivido en otros países.

Lo cierto es que por lo ocurrido este 19 de junio en que se eliminó temporalmente el IVA del 19%, sin duda alguna la COVID-19 le pasará factura al país con una avalancha de contagiados igual a la de los compradores que abarrotaron los establecimientos comerciales para aprovechar una ganga  que ya era habitual en la  antigua era de la normalidad, pero que en pandemia llegó a tener visos fantasiosos.

Por eso debería el Gobierno Nacional atender una propuesta salida de la misma federación de comerciantes, de que en los otros dos días sin IVA las compras de productos de tecnología y  electrodomésticos se hagan solamente por internet, y así reducir las sanitariamente riesgosas aglomeraciones.