Cadena, como se apellida el dueño del Cúcuta Deportivo, sacó a relucir el rencor con la afición y la actitud de ‘mercader del fútbol’ para llenar sus bolsillos, de acuerdo con el audio que en exclusiva conoció La Opinión, y que, como era de esperarse, salió a decir que el que ahí habla no era él.

Como recordar es vivir, el contexto nos indica que en los juegos rojinegros de local ante Millonarios, Alianza Petrolera y Deportivo Pasto, las directivas del club hicieron ofertas especiales de motivación a la hinchada para que acudiera al estadio General Santander.

Se le olvida al máximo accionista que la solución va más allá de vender las boletas a precio de baratija, porque aquí lo que se necesita es una nómina futbolística  con aptitudes y actitudes de calidad para una participación digna en la Liga Profesional, sin la espada de Damocles del descenso pendiendo a toda hora.

 Intentar llenar la galería o las tribunas como si se tratara de un circo con cualquier espectáculo para entretener al público, creyendo que son borregos que no piensan ni analizan ni discuten, es la más grande equivocación, porque los resultados indican que es un conjunto con dificultades para lograr empatía con la afición que sabe hacer cuentas y ve que el llamado activo emocional cucuteño, va en caída libre.

En lugar de lanzar las retadoras afirmaciones: “(...) yo no vuelvo a hacer promociones de tres por uno, se han vendido $11 millones”.  “(...) esa es una porquería de plaza”, debería comenzar a entender que su estrategia empresarial futbolística está mandada a recoger y que tal vez estaría llegando el momento de dedicarse a otros menesteres en el mundo empresarial.

Escuchándolo hablar en ese audio, queda la sensación de que Cadena le está dando ‘cadenazos’ a la ciudad, contra la cual se le advierte malquerencia en el tono de voz y una arrogante actitud como queriendo decir de que aquí él hace lo que quiere y como quiere.

En medio de toda esta serie de acontecimientos que en las últimas semanas han ocurrido sobre el Cúcuta Deportivo, debemos decir que somos afortunados porque se ha levantado un velo que deja ver las reales intenciones de quien desde 2013 maneja los hilos del conjunto motilón.

Dijéramos que produce intranquilidad  alguien que afirme: “(...) eso hay que armarle un equipo baratico, un equipo Sub-20”, porque a ese ritmo y dentro de esa lógica, el equipo va hacia ser sepultado definitivamente en el torneo de la B, lo cual no producirá sino el rechazo de los aficionados, pero sí dividendos para este directivo, que la ciudad ya empieza a ver como nefasto.  

Lo que ha venido ocurriendo, más esta grabación filtrada, les dan la razón a los seguidores del Cúcuta que cuando van al estadio terminan golpeados por la decepción, desilusionados por la falta absoluta de fútbol y frustrados porque las famosas promesas de armar un equipo con expectativas y que sea protagonista,  que resultan idénticas a las que hacen los politiqueros de oficio, es decir, en nada, puesto que de 18 puntos posibles, solo suma tres, producto de 3 empates y 3 derrotas. 

José Augusto -al contrario de lo que dice el diccionario de la RAE sobre este término- no infunde ni respeto ni admiración, sino incredulidad, irascibilidad y mucho desprecio.