¿Y por qué no dejan que eso lo decida el próximo alcalde? Sonaría lógico que asuntos que no implican extrema urgencia ni son generadores de pérdidas inminentes, deberían dejarse al próximo gobierno que se elija el 27 de octubre. Ya lo que no se hizo en años pasados o a comienzos del presente, no tiene una motivación de excesiva urgencia como para definirse en la recta final del mandato.

El asunto se relaciona con el proyecto de la Alcaldía de Cúcuta para entregar en concesión varios parques, entre ellos el emblemático Simón Bolívar, al igual que el icónico Malecón. ¿Otra vez concesiones? Concesionaron el tránsito y las fotomultas. ¿Por qué aplicarle ese esquema al espacio público? Esos lugares son para el disfrute de los ciudadanos, bien sea de descanso y recreación, y como su nombre indica son de todos y para todos.

Concesionarlos para la conservación es la idea expuesta por Planeación Municipal, que por intermedio de su director Jorge Omar Gandolfo expone el escenario de la ‘destrucción y abandono’ si un particular no llegara a cuidarlos y mantenerlos, a cambio de tener derecho de explotarlos con el montaje de negocios de venta de comidas de otra clase de elementos.

La razón esbozada por la administración local es que no cuenta con recursos económicos ni tiene los elementos y personal adecuado para asumir esa misión de conservación y evitar el deterioro. ¿Pero es que eso se logra solo entregándoselos a privados o a asociaciones? Recordemos lo dicho por Gandolfo: “pues echemos para atrás eso y dejamos que ahí se sigan metiendo los ladrones a hacer lo que quieran”. Ese fue el comentario del funcionario a las voces de oposición que se han levantado en el barrio Colsag.

Pero el director de Planeación, en particular, y la administración municipal, en general, podrían estudiar otras alternativas. Por ejemplo, por qué no se analiza con la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), en su calidad de autoridad ambiental, llegar a un acuerdo mediante un convenio interinstitucional, para que asuma dichas zonas, teniendo en cuenta el aporte paisajístico, de avifauna y medioambiental de la mayoría de parques cucuteños, incluyendo el Paseo de los Próceres.

Los aspectos legales y de ajustes pertinentes los harían las respectivas oficinas jurídicas de ambas instituciones. Esa sería una alternativa para evaluar, incluso con el respaldo del Ministerio del Medio Ambiente, e incluyendo en la misma a las organizaciones y fundaciones ambientales, para alcanzar ese gran objetivo de cuidar los parques y a la vez conservar la naturaleza, evitando así que debamos continuar en Cúcuta acudiendo al mecanismo de la concesión para curar todos los males de ciudad.

El debate debe darse. Insistimos. Hay tiempo suficiente. Incluso, hasta la Procuraduría de Asuntos Ambientales y Agrarios podría llegar a poner su granito de arena en la construcción de una sólida política local de manejo de esos espacios. Obviamente, los arquitectos y expertos en espacio público deberían ser convocados para que se estructure dicho proyecto. Además, sería bueno, en esta temporada de propuestas electorales, escuchar a quienes aspiran a llegar a gobernar la ciudad y a coadministrarla, qué plantean, sugieren o proponen en este vital aspecto.