En tres factores descompone el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri Valencia, el potencial del campo colombiano: disponibilidad de tierras, campesinos con ganas de trabajar y múltiples oportunidades.

Así lo planteó el funcionario, al participar en la feria Expo Agrofuturo en donde enfatizó que en el escenario del posconflicto, el horizonte que se abre para las actividades agroindustriales son inimaginables.

En su inventario, el país dispone de 26 millones de hectáreas de tierra aptas para actividades agrarias, hay 12 millones de personas en zonas rurales dispuestas para laborar y las posibilidades de desarrollo están dadas en cultivos de cereales, oleaginosas, soya, frutas, verduras y actividades como la producción de carne.

El ministro destaca que durante el primer semestre de este año se sembraron 185 mil nuevas hectáreas, aun con la incertidumbre que existía por los diálogos de paz, y con los efectos negativos causados por el fenómeno climático de El Niño.

La óptica del sector privado

Mientras el Gobierno observa un amplio abanico de posibilidades para el impulso del sector rural, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, aboga por el empresariado del campo. “Este empresario puede ser grande, mediano o pequeño, o incluso pueden ser un grupo de pequeños unidos al gran empresario, pero todos con acceso a la tecnología, a la financiación y articulados a los gremios. Buscamos que el campo sea una prioridad”.

El dirigente coincide con Iragorri en la amplia disponibilidad de tierras con vocación agrícola que tiene Colombia, pero señala que es necesario que se garantice la rentabilidad: “ese aspecto será clave, si lo que se busca es reducir la brecha que existe entre lo urbano y lo rural. La importancia de esto radica en que no se trata solo de una brecha de ingresos, sino de bienestar”.

Mejía agrega que otro elemento clave para lograr una revolución en el campo será la pedagogía. “Será indispensable la enseñanza, la realización de alianzas entre pequeños y grandes, para que se beneficien de tecnología, conocimiento o mercadeo”.

En la misma línea se expresa Alejandro Estévez, presidente de la junta directiva de la SAC, quien señala que un aspecto primordial será renovar la mentalidad del campesino, buscando tecnología, inversión y escogiendo muy bien lo que producirá. “No creemos en un país en que solo se siembre lo que se consume internamente, sino en uno que se abra al mundo con productos con los que pueda ser competitivo”.

Cultura de la legalidad

Un punto clave para la transformación del campo colombiano radica en la legalidad. En este renglón, Wilson Herrera Robles, director de Servicios Legales de PricewaterhouseCoopers (PwC), aconseja que para un emprendimiento agroindustrial es importante hacer las cosas bien desde el principio y, por esa vía, evitar complicaciones posteriores.

“En materia legal, hay dos temas fundamentales para el negocio agrícola. En primer lugar, siempre es recomendable hacer un estudio integral de títulos antes de perfeccionar la compra de un inmueble, para verificar sus antecedentes registrales y tener certeza acerca de su propiedad y actual situación jurídica, además de identificar cualquier situación legal que pudiera llegar a afectar nuestra inversión en el futuro”.

El otro tema relevante, según Herrera, radica en hacer una selección adecuada del vehículo jurídico mediante el cual se canalizará la inversión.

“Actualmente en Colombia tenemos una amplia variedad de estructuras legales, dentro de las cuales se destaca la Sociedad por Acciones Simplificadas (SAS), como un modelo seguro, moderno y sencillo que puede ser utilizado por nuevos empresarios así como por grandes multinacionales”, concluyó el abogado.

Desarrollo de la tecnología

La feria Expo Agrofuturo dejó otra tarea para el sector agropecuario colombiano: la adaptación y uso de la tecnología. Además de la maquinaria tradicional para las diferentes actividades (tractores, silos, tanques de refrigeración). La delegación de empresarios de ProChile, por ejemplo, exhibe aplicaciones para teléfonos inteligentes (app) que permiten controlar procesos.

En esa línea, uno de esos desarrollos es el CheckIT, considerada la primera aplicación para mejorar la calidad y aumentar el rendimiento de las siembras, pues identifica posibles deficiencias de sus cultivos, ofreciendo recomendaciones y soluciones para tratarlas.

“A través de una gran base de datos, CheckIt permite buscar fotografías de deficiencias nutricionales por cultivo y filtrarlas por elementos, síntomas y otros criterios para identificar de forma sencilla y rápida posibles problemas.

Una vez que se haya establecido la causa de los síntomas, la aplicación da la información de cómo la deficiencia influye en el cultivo, qué tipo de suelo es el más apto para este tipo de deficiencia y cuáles son los factores que empeoran la situación”, explican voceros de Yara, empresa responsable de la aplicación.

No menos llamativo en el campo de la innovación resultan las experiencias con productos como la quinua. En la feria se presenta el proyecto que con este grano ejecuta la Gobernación del Cauca y que congrega a varias empresas.

“Mediante capacitaciones y materiales para la producción, más de 2.000 productores caucanos han sido beneficiados con el proyecto Quinua Cauca, permitiendo así dinamizar la cadena de producción de este producto a partir de la producción, transformación y comercialización”, declara Ricardo Jaramillo, gerente de Agrofuturo.

Medellín | Colprensa