Las remesas a los país en desarrollo alcanzaron un nuevo récord en 2018 y se volvieron la principal fuente de financiamiento externo de estas economías, según informó el Banco Mundial (BM).

Los emigrados enviaron unos 529.000 millones de dólares hacia países de bajos y medianos ingresos el año pasado; lo que significa un 9,6 % más que en el año 2017, en el que también se había marcado un récord.

Para este año se espera que las remesas alcancen los 550.000 millones de dólares, añadió la entidad.

Los aumentos se explican por la solidez de la economía de Estados Unidos. Excluyendo China, las remesas sumaron 462.000 millones de dólares; una cifra notoriamente más alta que las de la inversión extranjera directa (344.000 millones de dólares).

Entre las metas fijadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2015 figuraba la de reducir a 3 % el costo de las remesas. 

No obstante, el banco indicó en un comunicado que muchos bancos y servicios de transferencias cobran tasas demasiado altas y eso recorta las ganancias de la migración.

“El elevado costo de las transferencias de dinero reduce los beneficios de la migración. Renegociar asociaciones exclusivas y dejar que entren otros operadores en los servicios postales nacionales, bancos y telecomunicaciones aumentará la competencia y reducirá los precios de las remesas”, agregó Dilip Ratha, autor del estudio.