El mes de marzo fue un mes amargo para más de un empresario. La COVID-19 llegó a Colombia, pronto se expandió por varios departamentos y obligó al Gobierno Nacional a establecer fuertes medidas, entre ellas el cierre de los establecimientos comerciales.

La incertidumbre fue la protagonista con el pasar de los días, los recibos, las cuentas por pagar, nóminas e insumos no daban espera en un tiempo donde la posibilidad de ingresos era remota. 

‘Reinventarse’ es una palabra que se ha escuchado de forma repetitiva durante estos meses, crear nuevas ideas ha sido una de las pocas alternativas para subsistir económicamente durante esta pandemia.

Muchos establecimientos comerciales decidieron cerrar sus puertas, al no poder costear los gastos. Otros decidieron seguir en marcha con sus proyectos. Hoy, La Opinión les cuenta algunas de estas historias.

Vida saludable detrás de una pantalla

La vida fitness, hacer ejercicio y mantener hábitos saludables, han sido prácticas que han tomado fuerza en los últimos años. Hombres y mujeres a diario deciden escoger este estilo de vida ya sea por estética o por salud.

WodFit Club es un centro de entrenamiento funcional, que desde 2015 está prestando servicio en Cúcuta.

Hace tres meses, su forma de funcionar tuvo que dar un giro de 180 grados y adaptarse a los cambios que evidentemente no estaban en los planes, fue uno de los grandes retos.

Por orden del Gobierno, los gimnasios, piscinas, saunas y centros de recreación fueron de los primeros establecimientos obligados a cerrar sus puertas, con el fin de prevenir que se convirtieran en focos de contagio.

“La sensación que tuvimos al principio fue de tranquilidad, porque no dimensionamos la magnitud del problema, pero se fue alargando y empieza el miedo porque los recibos y pagos siguen llegando”, afirmó Carlos Hernandez, socio de WodFit Club.

Sin embargo, las redes sociales se volvieron aliadas de este gimnasio y crear nuevas alternativas para que las personas se ejercitaran en casa fue una de las soluciones que encontraron en medio de la pandemia.

“El método que empezamos a usar para que los clientes se ejercitaran en casa fue el acompañamiento por medio de rutinas en vivo, donde el entrenador pueda verlos por medio de zoom, corregirlos y  motivarlos, y de esta manera puedan sentir un acompañamiento como lo hacemos en WodFit”, aseguró Hernandez.

La COVID-19 les ha traído desventajas en la parte administrativa, como a muchos de los negocios en el país, no obstante, según afirma Carlos, les hizo ver una nueva perspectiva de entrenamiento que en un pasado no estuvo contemplada.

Al iniciar la pandemia los entrenamientos fueron gratuitos, hoy cobran un valor y se hacen de forma personalizada.

“Inicialmente realizamos unas capacitaciones en donde les dimos a entender a las personas la razón por la que es necesario entrenar con un entrenador calificado y no con un influenciador, estas capacitaciones tuvieron buena acogida y ayudaron a que las personas entendieran que es preferible sacar 50 mil o 60 mil pesos del bolsillo y mantenerse saludable”, manifestó Hernandez.

A la fecha, están ajustando todos los protocolos de bioseguridad para volver a entrar en funcionamiento, pero aseguran que esa no es su única meta. Esperan a futuro fortalecer las plataformas online y darse a conocer en varios países.

Protección con moda

Una mujer emprendedora decidió un día empezar a crear accesorios para sus amigas de la universidad. Era una buena manera de obtener ingresos y a la vez hacer sentir felices a las mujeres bonitas tanto física como mentalmente.

Esta idea creció con el pasar del tiempo y hoy Nata Bernal es una reconocida marca cucuteña de vestidos de baño y complementos de playa.

Nataly Bernal, su creadora, planeaba en marzo lanzar una nueva colección, tenía varios proyectos en mente y nunca se le pasó por la cabeza que una pandemia fuera a detener todo.

“Fuimos conscientes de que teníamos que asumir con responsabilidad esto y todos los pasos dados por el gobierno se cumplieron”, aseguró la empresaria.

El cierre del establecimiento comercial y el aislamiento social obligatorio no fueron obstáculos para Nata, quien de inmediato decidió poner todos sus trajes de baño que estaban en stock en promoción y hacer unos descuentos especiales.

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A esto se sumó la creación de su nueva línea “protección con moda” en la que el tapabocas se volvió el protagonista de sus diseños. Además, la cápsula de prendas funcionales, como vestidos de baño que se pueden usar como prenda exterior y prendas para estar en casa, buscando siempre darle su toque especial al empaque, para que al llegarle al cliente contara toda una historia.

Hoy su creadora solo piensa a futuro, en implementar un cambio de imagen a su tienda física junto con nuevas líneas.

“El mensaje es que mantengamos nuestra mente y espíritu positivos; alguien dijo no temas empezar de nuevo, no empezarás de cero, esta vez vas a empezar desde la experiencia”, finalizó Bernal.

Experiencias a domicilio

Por más de seis años, los habitantes de Cúcuta han contado con la presencia del Grupo K en la ciudad. Y aunque quizás a pocos les suena ese nombre, por lo menos alguna vez han escuchado sobre el restaurante peruano Inka, han pasado por Anka y Vianka, o han visto un gran letrero que dice Karbón y Son en el famoso Malecón de la ciudad.

Este grupo de restaurantes, que desde el 2014 decidió que era una buena opción brindarle nuevas experiencias culinarias a los nortesantandereanos, tuvo que replantear muchas ideas en marzo de 2020 cuando la pandemia empezó a trastocar la economía cucuteña.

“Una de las primeras decisiones que se tomaron fue reducir al máximo los gastos que teníamos, cortar muchos servicios con los que contábamos para poder lograr que la operación siguiera funcionando”, aseguró Andrés Sanabria, gerente del Grupo K.

Empezar a producir todos los productos desde un solo restaurante, reducir personal, pedir préstamos bancarios y día a día ajustarse a las medidas del Gobierno para prevenir el contagio, fueron algunas consecuencias del coronavirus.

Sin embargo, ‘llorar sobre la leche derramada’ nunca fue una opción para ellos, la creación de nuevos productos, nuevas alternativas de venta, y un servicio de domicilio que les garantizara seguridad, fue su luz al final del túnel.

Productos que pudieran llegar a casa en perfecto estado y que el cliente sintiera que la esencia de un restaurante se estaba trasladando a casa, fue el mayor reto del Grupo K.

“Es un tema de reinvención total, porque yo tengo que hacerle sentir al cliente una experiencia inolvidable como si estuviera acá en el restaurante, entonces digamos que se vuelve algo complejo cuidar cada detalle”, afirmó Sanabria.

Por esto crearon nuevas opciones, productos para preparar en casa, promociones que disminuían de forma notable el precio normal y su nuevo lanzamiento Chicken 27, lograron mantener a flote a los restaurantes. Hoy, tres meses después de iniciada la pandemia, no han contemplado la idea de cerrar ningún restaurante, esperan pronto volver a abrir sus puertas y seguir brindando experiencias a sus comensales. 

Ajuste a las nuevas necesidades

La vanidad siempre ha sido un negocio rentable. Para gran parte de las personas, el verse bien, sentirse bien y oler bien, ha sido una de las prioridades en su vida.

Por esto, Jonathan Gallo decidió emprender en un negocio que con el pasar de los años logró expandirse en la ciudad: la venta de perfumes.

Con seis locales, cinco en Cúcuta y uno en Pamplona, Jonathan junto con su esposa Gina Parra lograron que EAU perfumería se convirtiera en una marca conocida en la ciudad.

Sin embargo, cuando declararon el aislamiento social obligatorio, la única prioridad del ser humano era cuidarse y prevenir el contagio de la COVID-19.

Y fue en ese momento que EAU perfumería tuvo que cambiar parte de su esencia, que por cerca de cuatro años había venido construyendo, y ajustarse a las nuevas necesidades de los habitantes de Cúcuta.

El desafío era aún mayor debido a que todas sus empleadas eran mujeres jóvenes, que por primera o segunda vez estaban viviendo la vida laboral.

“Decidimos primero desde casa vender alcohol, cosa que nunca habíamos hecho, nos tocó reforzar las redes sociales y empezar a despachar esos productos a domicilio, no podíamos quedarnos quietos”, aseguró Jonathan Gallo, dueño de EAU perfumería.

Lo que no esperaban, y aún cuentan de forma jocosa, es que al sacar un nuevo producto como lo es el alcohol en gel ‘se vendiera como pan caliente’.

“Era impresionante como la gente compraba, imagínate que haya mucha gente en un desierto y encuentren una coca cola, más o menos así era”, cuenta Gallo entre risas.

Hoy en día, la venta de estos productos se ha masificado y los ha llevado a crear nuevas alternativas, en el marco de la reactivación económica.

“No nos podíamos quedar solo en la venta de perfumes, por eso decidimos convertirnos también en una opción de regalo, estamos haciendo kits que en parte son económicos y que pueden ser una buena opción en los días especiales que hemos vivido, como el Día de la Madre y el Padre”, aseguró el empresario.

Y aunque ya están abriendo sus locales comerciales, estos nuevos productos siguen haciendo parte de su inventario y esperan en un futuro seguir comercializándolos.

Camila flórez
practicante de periodismo