La ejecución y entrada en operación de grandes hidroeléctricas en el país se estaría retrasando por fallas como la de Hidroituango o acciones populares que se han encargado de dar el visto bueno a este tipo de proyectos en los últimos años. Sin embargo, para los expertos estas últimas son comunes al modificar los entornos naturales o requerir la compra de terrenos.

De acuerdo con el ministerio de Minas y Energía, la única hidroeléctrica con capacidad de generación instalada mayor o igual a 20 megavatios, lo que quiere decir que tiene acceso al despacho central y participa en el mercado de energía mayorista, es Hidroituango, que en la primera fase generaría 1.200 megavatios, pero que está el borde del colapso.

Manuel Schulte, estructurador de proyectos de Colibri Energy, considera que las grandes hidroeléctricas tienen desventajas como sus altos riesgos y costos de inversión, “pero su producción de energía es muy flexible, fácil de manejar y es energía firme, excepto cuando ocurre el fenómeno de El Niño”.

Por otro lado, en el país está en proceso otra hidroeléctrica que tendría una capacidad instalada de 352 megavatios. Se trata de Porvenir II, de Celsia, que, aunque cuenta con licencia ambiental desde 2015, todavía no ha iniciado etapa de construcción por problemas de gestión ambiental y acciones populares. De acuerdo con Clara Inés Pardo, profesora de la Universidad del Rosario y experta en energía, estas acciones son comunes en este tipo de proyectos, pues las empresas deben negociar con las comunidades. 

Por otro lado, según el sitio web de XM, en el país hay 28 hidroeléctricas con capacidad de generar 20 megavatios o más, mientras que hay 113 pequeñas centrales hidroeléctricas. Ante los retrasos por las complejas construcciones y la inconformidad de las grandes hidroeléctricas, Schulte sugiere que se desarrollen plantas pequeñas que no usen embalses para generar energía, sino que funcionen al filo del agua.