El viernes 8 de noviembre de 2013, empresarios locales y nacionales asistieron al Club Tennis al lanzamiento de una de las iniciativas comerciales más importantes del último siglo en Norte de Santander: la construcción del Centro Comercial Tennis Park.

Hoy, dos años después, cuando la primera parte del proyecto debería estar casi que terminada, la obra no tiene ningún avance y corre el riesgo de convertirse en una ilusión.

Esta semana, la constructora Ospinas y Cia S.A., desarrolladora de lo que sería la tercera plataforma comercial de gran superficie en la capital nortesantandereana, anunció que por la demora en la solución del proceso legal que tiene paradas las obras desde septiembre de 2014, se ve en la obligación de posponer la construcción del centro comercial.

Francisco Yáñez Villafane, presidente de la junta directiva del Grupo de Inversiones Golf Tennis S.A. (Ingolte) y uno de los primeros en enterarse de la noticia, explicó que la decisión que tomó Ospina es temporal y se espera que apenas se solucione el tema, la constructora continúe con el proceso. “En este momento ellos se están librando de la presión que tienen de los inversionistas, por la demora de la justicia del país, que no se pronuncia”.

Precisamente, en un comunicado, Ingolte S.A, firma promotora del Tennis Park, informó a sus socios que “la constructora Ospinas, haciendo uso de la cláusula de permanencia, decidió dar por terminado el contrato de compraventa suscrito entre las dos sociedades”.

La explicación a la decisión que tomó Ospinas la dio la presidenta ejecutiva de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), Sandra Forero Ramírez, no sin antes calificar como lamentable lo que está sucediendo con este proyecto.

“El éxito de un proyecto del sector de la construcción depende del cierre financiero y eso está relacionado al cumplimiento del cronograma. En este caso, con un año de parálisis, la viabilidad se pone en duda y el desarrollador (Ospinas), que es muy serio, le tiene que decir a los inversionistas no puedo garantizarle más esto y le devuelvo su plata”.

Entre los inversionistas o marcas que estaban confirmadas para el nuevo centro comercial figuraban Falabella, con una superficie de 8.000 metros cuadrados, Cine Colombia con ocho salas de cine y la reconocida marca de comida Creeps & Wafles, ninguna de ellas hasta ahora con presencia en la economía departamento.

El día del lanzamiento, Andrés Arango Sarmiento, presidente de Ospinas, declaró que el centro comercial respondía a las necesidades comerciales de Cúcuta y a indicadores en cuanto al número de locales comerciales por cada 1.000 habitantes en dondese está por debajo de la media nacional.

(Así lucen hoy los terrenos para la construcción del tennis park, que tendría un área construida de 75.0000 metros cuadrados.)

Acción popular genera crisis

Los problemas para la construcción del centro comercial Tenis Park comenzaron el martes 2 de octubre de 2014, cuando, por orden del juez sexto administrativo de Cúcuta, fueron suspendidas las licencias de construcción, urbanismo y tala de árboles.

La medida, dada a conocer por el Consejo Superior de la Judicatura, señaló que mediante una acción popular a nombre de Annett Xamira Wilches Arévalo, se admitió la demanda presentada por el medio de control de protección de los derechos e intereses colectivos iniciada en contra del municipio de Cúcuta, la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), la Curaduría Urbana número 1 de Cúcuta, Inversiones Golf Tennis y la Compañía Ospinas & CIA S.A.

En este caso, la medida cautelar ordenó suspender de manera provisional las obras de urbanismo que fueron autorizadas mediante la resolución LU-54001- 1-13-0145 del 2 de octubre del 2013, por parte de la Curaduría Urbana número 1 de Cúcuta.

La medida también suspendió temporalmente las obras nuevas para la ejecución de la primera etapa del centro comercial Tennis Park, autorizada por la Curaduría Urbana número 1, mediante la resolución LC-54-001-1-14-00. Por último, decidió suspender de manera provisional la tala de 841 árboles, avalada en la resolución 363 de 2014 de Corponor.

Desde ese momento, en el lote de 75.000 metros cuadrados no se mueve una sola piedra, mientras se espera una respuesta desde Bogotá, hacia donde fue trasladado el proceso hace varios meses.

Precisamente, ante la demora en la solución de este conflicto, el alcalde de Cúcuta, Donamaris Ramírez, dijo que solicitará ante el Consejo Superior de la Judicutara una vigilancia administrativa especial para que revise si el juez ha llevado el proceso en los tiempos necesarios.

“Es lamentable que un proyecto que se consiguió con tanto esfuerzo se caiga por una serie de personas que en Cúcuta están acostumbrados a meterle el palo a las ruedas del desarrollo”, señaló el funcionario.

Frente a este tema, la vocera de Camacol, se preguntó ¿Qué hay detrás de una acción popular como estas? “No puede ser posible que después de que está todo el proceso licenciamiento aparecen unos elementos de aparente riqueza ambiental, eso debió pasar desde antes, no cuando ya se ha pasado todos los permisos y procedimientos”.

¿Cúcuta una buena inversión?

El posible no desarrollo del Tennis Park abre el debate sobre la falta de garantías que tienen los inversionistas y la mala imagen que está vendiendo Cúcuta al país y al mundo.

En este sentido, Forero resaltó que ya ni siquiera cumpliendo con los requisitos legales, se logra sacar adelante un proyecto. “Ellos (Ospinas) cumplieron con las exigencias de ley y más. Les pidieron diseños gráficos y lo hicieron, por eso tienen la licencia. Corponor les pidió un plan de reforestación y van a sembrar 12.000 árboles. Ya ni siquiera cumpliendo la norma y haciendo más de lo requerido es suficiente para garantizar la estabilidad jurídica”.

Sorprendido por la noticia, el director de la agencia de inversión ‘Invest In Cúcuta’, Armando Pulido, señaló el problema que esto representa para la llegada de inversión, teniendo en cuenta que una ciudad vive de su imagen y la que se está dando no es la mejor.

“Ciudades como Medellín y Barranquilla no le dicen que no a estos proyectos, estamos lanzando un mensaje indirecto de que no hay seguridad para invertir”, precisó Pulido.

Este mismo ejemplo lo dio la presidenta de Camacol, asegurando que en Bogotá los constructores están empezando a irse por falta de garantías y sería lamentable que en Cúcuta sucediera lo mismo.