Ver más allá de nuestras fronteras para impulsar a través del conocimiento y la academia unas relaciones comerciales más reciprocas entre Colombia y los países de Asia y África, fue el gran objetivo del IX Congreso Nacional y I Congreso del Caribe de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (Aladaa), que se llevó a cabo en Cúcuta.

El encuentro tuvo la participación de 350 personas en 90 ponencias sobre comercio e inversión, derecho y relaciones internacionales, ofrecidas por académicos de las universidades de Nariño, Externado de Colombia, Javeriana, Los Andes, la Tecnológica de Bolívar, la Universidad Industrial de Santander, investigadores internacionales y algunos funcionarios diplomáticos.

Jerónimo Delgado, presidente Aladaa, capítulo Colombia, resaltó que por las particularidades por las que está pasando Cúcuta, a raíz de la pérdida de su mayor socio comercial (Venezuela), era importante traer un evento para que el sector productivo abriera su mirada hacia otros países, con los objetivos de crear empleo y aumentar sus exportaciones.

“Asia y África han cambiado el sistema internacional en los últimos 40 años, no podemos hablar hoy de este sistema sin China, India, Corea, Japón, Irán, Egipto o Sudáfrica. Por eso, debemos salir de la burbuja en la que viven en Cúcuta con Venezuela y conocer otras opciones que pueden generar beneficios para la ciudad”, explicó Delgado.

Paralelo a los eventos académicos hubo charlas de negocios del sector privado del departamento con algunos exembajadores, embajadores y diplomáticos colombianos de Turquía, India, China, Corea del Sur, Costa de Marfil, Kenia y Sudáfrica.

India, ejemplo a seguir

Juan Alfredo Pinto, exembajador colombiano en la India y Turquía, economista y escritor, entre otros muchos cargos que ha ocupado alrededor de su vida, destacó la economía de la India por su posicionamiento dentro de los países emergentes del mundo actual.

“India inició su transformación económica al comienzo de los 90 con reformas políticas importantes de apertura gradual, permitiendo la llegada de capital extranjero con lo que maduraron una cantidad de expresiones del sector privado y eso derivó en un proceso de industrialización creciente y relativamente rápido”, explicó Pinto.

Por otra parte, el mercado interno también fue fundamental en el crecimiento económico. Pinto manifestó que tener un mercado de tal magnitud (1.384 millones de habitantes), a pesar de que sea de bajo consumo, va tener un papel importante.

El economista dio un ejemplo de la productividad de la India, “si yo construyo una bicicleta y vendo en el mercado interno 80 millones de unidades, el costo unitario de producción va ser bajo y a la hora de salir al mercado internacional voy a ser muy competitivo porque puedo vender una bicicleta en Colombia por la quinta parte de lo que cuesta fabricarla aquí”.

En el 2007, cuando Pinto inició su trabajo como embajador, cuatro compañías indias tenían presencia en Colombia. En el final de su periodo (2013), 37 empresas de la India estaban invirtiendo en Colombia, creando fábricas o sucursales de sus firmas en el país.

Una de las más famosas es la empresa de motocicletas Hero, que hasta septiembre había vendido 18.176 motos en todo el país, según el reporte de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos).

“Hero en la India ha fabricado más de 55 millones de motos en Colombia y fue la primera gran empresa de este país en establecer una fábrica en el exterior”, puntualizó Pinto.

La escala, la tecnología, la velocidad y la retaguardia del mercado interno son los factores principales que influyeron en el desarrollo de la economía de la India.

Balanza comercial

Pinto explicó que Colombia exporta hacia India materias primas y que durante la época en que fue embajador (2007-2013), los altos precios del petróleo y los otros “commodities” hicieron que tuviéramos una balanza comercial favorable. 

Sin embargo, la caída de los precios de estos “commodities” en el mercado internacional ha invertido la balanza comercial, que ahora es favorable para la India.

“Colombia exporta materias primas, mientras que la India nos exporta productos con valor agregado. Por eso, la estrategia debe ser integrarnos con la inversión extranjera proveniente de la India para construir cadenas de valor que no solo nos permitan exportar materias primas como níquel, carbón, petróleo, madera y algunas frutas tropicales, sino que liguemos esos materiales con procesos de valor de las industrias indias que tienen poder y tecnología”, expresó Pinto.

El economista considera que Colombia no puede seguir exportando solo materias primas, porque el valor fundamental del comercio internacional en este momento histórico es la reciprocidad.

“No es solo tú me compras, yo te compro, es hacer que las naciones de mayor peso comercial compensen la mayor venta con inversiones en el territorio que permitan enlazar a las economías emergentes a las cadenas de valor, para salir al mercado internacional”, agregó.

Finalmente, Pinto dijo que los países de economías emergentes deben crear entre sí relaciones de no subordinación si no de beneficio reciproco. “Esto nos implica esfuerzos grandes en calificación de talento humano, bilingüismo, dotación tecnológica, gerencia de negocios internacionales y, por último, nos implica ver más allá de nuestra fronteras y familiarizarnos con ese nuevo eje del mundo que es el continente asiático”.

Migración siria

Desde el comienzo del conflicto interno en Siria en 2011, muchos habitantes de este país se enfilaron hacia Europa, y Turquía ha sido el mayor receptor de estos migrantes.

A diferencia del fenómeno de la migración venezolana, en donde la mayoría migran por cuestiones económicas, los 3,7 millones de sirios que llegaron a territorio turco calificaron como refugiados, porque su éxodo masivo estuvo ligado a una guerra.

Los sirios en su mayoría tienen el estatus oficial de “protección temporal”, por eso han sido excluidos del pago de impuestos y su entrada en la economía turca se ha dado a través de la informalidad laboral lo que ha abaratado el precio de la mano de obra local.

Sabih Can Kanadoğlu, consejero político de la embajada de la república de Turquía en Colombia, dijo que su país maneja una política de puertas abiertas y de no devolución. “Cuando llegan los refugiados tienen que registrarse biométricamente, luego reciben una cédula biométrica con la que acceden a los servicios y protección que necesitan, proveemos educación y acceso al empleo”, explicó.

El gobierno turco hizo un reglamento para permitir el acceso de los refugiados registrados a los empleos, una política que ha ayudado a las economías de los diferentes distritos (departamentos) porque los migrantes se han incluido y han aumentado el consumo interno.

“Luego del inicio del reglamento de acceso al empleo, más de 100.000 sirios están trabajando de forma legal en Turquía. No hay ninguna restricción en la empleabilidad, la mayoría trabajan de forma estacional, en agricultura, industria y muchos crearon sus propios negocios con sus capitales”, puntualizó Kanadoğlu.

Según el consejero, la clave para enfrentar los fenómenos migratorios es estar preparado para crear medidas para aliviar los efectos negativos y planificar una política estratégica de presente y futuro para que estas personas puedan contribuir a la sociedad del país al que llegan a residir.