De acuerdo con el más reciente informe de mercado laboral de Fedesarrollo, el empleo en el país se ve influenciado por la informalidad que está determinada, en gran parte, por el empleo rural.

Una de las conclusiones del informe indica que hay una clara segmentación entre la composición de género.

Así, “mientras que en las cabeceras municipales aproximadamente 55% del total de ocupados son hombres y 45% restante mujeres, en el sector rural esta proporción se ubica en 70% y 30% respectivamente”.

Otro dato que tuvo en cuenta el trabajo del centro de estudios, tuvo que ver con el tipo de remuneración en el campo, marcada por los trabajadores por cuenta propia, “lo que sugiere que “la mayor proporción de trabajadores rurales son no asalariados, que no están protegidos por la legislación laboral, lo que ocasiona una alta informalidad”.

Consecuencia de esta informalidad, que se presente un alto incumplimiento de la norma del salario mínimo”.

Según el informe, 62% de los empleados urbanos registra formación media o superior, mientras que en el sector rural esta participación llega apenas a 26%, pero la alta tasa de población ocupada que solo tiene educación primaria o menos, alcanza 56%.

“Esta situación, junto con los altos niveles de pobreza y bajos niveles de productividad evidenciados en las zonas rurales, hace que los habitantes de dichas áreas se vean forzados a emplearse en cualquier actividad para subsistir”, completó Fedesarrollo.