Una alerta roja acaba de activar el director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Simón Gaviria Muñoz. “La economía venezolana va rumbo al colapso. Colombia, y especialmente Norte de Santander, deben estar listos para acoger centenares de refugiados venezolanos”.

La advertencia es tajante, pues como efecto de esa crisis, Colombia se debe alistar para un eventural problema social y económico.

“Queramos o no, la masiva llegada de refugiados de la economía venezolana, se sumarán a nuestros compatriotas refugiados políticos, víctimas de la violación de derechos humanos”, señaló Gaviria.

¿Qué le espera a Colombia de la crisis venezolana?

Miren estas cifras tan alarmantes: el precio del petróleo para equilibrar el balance fiscal del país es de 160 dólares el barril y hoy la cotización de referencia, el Brent, se ubica en 43 dólares el barril. Esto lo que representa es un verdadero descalabro para la economía vecina por una sencilla razón: el crudo es su mayor fuente de ingresos; ellos tienen una canasta exportadora altamente concentrada en el petróleo y además la producción doméstica de bienes y servicios es mínima, porque casi todo lo importan.

¿Además del petróleo, qué otros indicadores negativos han evaluado ustedes que hagan temer la prolongación de la crisis venezolana?

Encontramos al menos 26 indicadores que nos permiten asegurar que el desplome de la economía venezolana es inminente. El año pasado la economía vecina se contrajo en aproximadamente 4,0% y este año lo va a hacer en alrededor de 7,0%. El Fondo Monetario Internacional estima que mientras los ingresos del Gobierno alcanzan el 22,6% del PIB, los gastos se ubican en 42,6%. Los precios al consumidor llegaron al 90% el año pasado y se prevé que en 2015 superen el 150%, una verdadera hiperinflación. Con esas cifras uno no puede esperar nada halagador para el bolsillo de los hermanos venezolanos.

¿Con ese diagnóstico que le puede esperar a nuestra frontera y a una ciudad como Cúcuta?

Tenemos que prepararnos para lo inesperado. Ya, en la práctica, tenemos una crisis humanitaria, producto de los refugiados políticos colombianos a quienes se les han violado los derechos humanos. Pero ese es apenas el comienzo. Es necesario redoblar esfuerzos frente a la muy posible llegada de centenares de refugiados económicos, que quedarán en la quiebra por culpa de las erradas decisiones del gobierno venezolano en esa materia.

En lo que le concierne al DNP, ¿qué apoyos van a poner en marcha?

Hemos decidido agilizar una serie de estrategias contempladas en el Plan Nacional de Desarrollo y también revisar los tiempos de implementación del documento CONPES 3805 relacionado con la prosperidad para las fronteras, que, entre otras cosas, contempla la destinación de 3,4 billones de pesos para el desarrollo de programas de los municipios limítrofes. Son 53 los municipios que comparten frontera con Venezuela.

Afortunadamente, en el Plan Nacional de Desarrollo, que está en marcha, se incluyeron 6 artículos que tienen que ver con el fortalecimiento de las fronteras y ello nos va a permitir adoptar medidas con mayor rapidez en esta difícil coyuntura para Colombia.

Hay deudas de venezolanos con exportadores colombianos.

¿Qué se puede esperar en esta coyuntura?

Desde hace tiempos el Gobierno colombiano ha estado planteando diferentes fórmulas para tramitar el pago de los saldos pendientes. Sin embargo, la solución ha sido muy complicada porque Venezuela tiene un régimen cambiario múltiple y distorsionado. Si bien, los particulares tienen deseo de cumplir con sus obligaciones se les hace difícil conseguir las divisas. Recordemos que el gobierno de Maduro tiene cuatro tasas de cambio, tres oficiales y una paralela. Eso también ha complicado el intercambio.

¿Cree que las oportunidades para los colombianos en Venezuela están cerradas?

Uno no tiene certeza de las verdaderas intenciones del gobierno venezolano. Pero para ser sinceros, las esperanzas de las oportunidades de los colombianos al otro lado de frontera no son halagadoras. Además de las razones mencionadas anteriormente, las condiciones de la economía vecina son muy preocupantes. Se prevé que la tasa de desempleo al finalizar el presente año será superior al 15%, las exportaciones no petroleras –que son intensivas en la generación de puestos de trabajo–, se redujeron a más de la mitad, al pasar de US$5.600 millones en 2008 a US$2.100 en 2013, con tendencia a la baja,

Además del intercambio comercial y la inversión, ¿qué otras consecuencias tiene este cierre de frontera y la expulsión de colombianos?

El impacto es enorme. Tenemos una frontera viva de 2.219 kilómetros donde se comparten espacios comunes. Venezuela es el segundo país de destino de los colombianos, mientras que los venezolanos representan la segunda nacionalidad que ingresa a Colombia. En 2014, la entrada y salida de colombianos a Venezuela se redujo en un 13% frente a las cifras reportadas en 2013. Por el contrario, de 2013 a 2014, el flujo total de venezolanos que ingresaron a Colombia se incrementó en un 11%. Eso demuestra la dinámica de los dos países.

¿Es un duro golpe para Colombia la decisión de Maduro y la crisis de Venezuela?

Tenemos que ponernos alerta y no nos podemos quedar de brazos cruzados. Debemos unirnos como país, crear oportunidades y, sobre todo, atender esta crisis humanitaria que se nos está presentando en la frontera. En Venezuela, lo peor está por venir.

Venezuela en cifras

Contexto macroeconómico:

La Deuda Bruta del Gobierno Nacional alcanzó el nivel de 46% del PIB.

En 2013 un tercio de los venezolanos vivían en pobreza, mientras que en 2012 se estimaba que era un cuarto de venezolanos los que vivían en estas condiciones.

El gasto de los consumidores caerá por segundo año consecutivo (4%).

Se proyecta que la tasa de desempleo del año en curso sea superior al 15%, siguiendo una tendencia creciente desde 2012.

Política Macroeconómica

La existencia de cuatro tasas de cambio, tres oficiales y una paralela, estimulan la especulación cambiaria y la fuga de capitales.

Política fiscal expansionista sin control para tratar de estimular el crecimiento, llevando al déficit fiscal al 20% del PIB, financiado a través de la impresión de dinero sin respaldo del Banco Central.

Durante los últimos 16 años (Entre 2000-2015), el costo de la nómina estatal se ha incrementado en más del doble.

La mitad del presupuesto de gastos se destina a subsidios (24,1% del PIB en 2013), lo que representa una carga fiscal insostenible sobre las finanzas públicas.

En sólo tres años la economía Venezolana perdió 10 puntos del PIB en su tasa de inversión, que pasó de 27% del PIB en 2012 a 16% del PIB en 2015.

Hace diez años la tasa de ahorro se ubicaba en 40% del PIB, mientras que hoy es de 15% del PIB.

Merrill Lynch (Bank of America) calcula que los activos totales de la nación –susceptibles de ser vendidos para conseguir dinero en efectivo– han caído en 11,2 millardos de dólares en el primer semestre de 2015 y actualmente totalizan 61,1 millardos.

*Especial para La Opinión