La región tiene potencial para sembrar 50 mil hectáreas, según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra).
La región tiene potencial para sembrar 50 mil hectáreas, según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra).
Faltan menos de dos años para que un grupo de productores de Tibú y Sardinata, empiece a comercializar el cultivo de caucho con el que quieren darle otra cara al Catatumbo.
Parmenio Tinoco, gerente de clan de la Asociación de productores agropecuarios del Catatumbo (Asoagropalcat), manifestó que hace 25 años se lanzó una propuesta de gobierno, sin embargo, no se logró consolidar.
En ese entonces no hubo un trabajo de seguimiento al cultivo, ni una visión empresarial que incluyera capacitación, asistencia técnica y comercialización.
Por eso, desde hace cuatro años, un grupo de asociaciones de palma de aceite de la región sembró alrededor de 350 hectáreas por medio de procesos organizados.
“Esta es una propuesta de doble vía, de diversificación y de compensación ambiental”, expresó Tinoco.
El caucho es un árbol que empieza a producir después de los seis años y tiene una vida útil de 35.
El árbol, que crece de 20 a 30 metros de altura, tiene la capacidad de producir látex, material usado para la industria automotriz, aeronáutica, médica, textil, manufacturera y farmacéutica, y brinda a su vez la posibilidad de aprovechar la madera.
Tinoco dijo que para establecer este cultivo, la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra) hizo un estudio que determinó las zonas aptas para la siembra de caucho en el Catatumbo.
El estudio reveló que Tibú y Sardinata cumplían con las condiciones agroecológicas necesarias y que la región tiene un potencial de siembra de 50.000 hectáreas.
Aunque el árbol de caucho prefiere terrenos fértiles y húmedos, así como suelos arenosos o arcillosos, es menos exigente que otros cultivos.
Debido a que durante al menos 6 años este cultivo no puede ser aprovechado, los productores sembraron cultivos asociados como piña golden, yuca y plátano.
“Para poder manejar ese ciclo tan largo sembramos cultivos alternos”.
La yuca y el plátano se siembran como cultivos de seguridad alimentaria y la piña sirve para aprovechar el terreno y generar recursos adicionales.
Capacitación
Con el fin de generar mano de obra local, el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) capacitó a 50 jóvenes en el manejo del cultivo de caucho.
Sin embargo, Tinoco aseguró que no se ha podido emplear a ninguno de los aprendices que fueron certificados en 2017 como técnicos en producción de caucho.
Las razones: falta de recursos y tiempo de establecimiento.
“Como el crecimiento no es tan rápido, no se ha podido vincular a los jóvenes porque las áreas tampoco son muy grandes”.
La etapa donde se requiere mayor mano de obra, que es el secado y rayado, aún no se ha evidenciado.
Por ahora, solo hacen parte del proceso las familias que sembraron los árboles, alrededor de 150.
Una de las expectativas de los productores es tener sembradas tres hectáreas por familia.
La mayoría de ellas tiene un área de cultivo de una hectárea, pero una asociación de medianos empresarios de la región que se han vinculado al proyecto con un total de 70.
Se trata de la empresa Agroindustrias Dayana, ubicada en Tibú y de la cual hacen parte tres socios.
Oscar Sánchez, uno de ellos, explicó que el interés en el cultivo surgió con la posibilidad de tener una producción rentable y de poco riego, además de retribuir la inversión por más de 30 años.
“La rentabilidad y proyección económica que hay es muy buena porque esperamos producir por largo tiempo”, señaló Sánchez.
Los bajos costos de mantenimiento son otro de los factores que influyó en la decisión.
Según Sánchez, por cada hectárea se invierten alrededor de 11 millones de pesos, pero hay muchos recursos de crédito para apalancar ese proyecto dentro de ellos, préstamos con instituciones financieras.
Rentabilidad
Tan solo con una hectárea, este cultivo puede generar hasta dos salarios mínimos, por mes, lo que lo hace muy rentable.
Así mismo, otra oportunidad es la generación de mano de obra familiar que puede vincularse.
En cuanto a precios y rendimiento, Tinoco afirmó que el caucho es un producto que está pasando por una depresión a causa de su competidor principal: el petróleo.
“El caucho sintético, frente al caucho natural, es lo que impone los precios, el petróleo viene de una caída muy fuerte, de igual forma se comporta el caucho”, expresó.
El 2017, los indicadores económicos señalaban que el cultivo no era muy rentable, sin embargo, se tiene certeza de que a medida que el petróleo sube, el precio del caucho aumenta.
Desafíos
El apoyo económico es uno de los principales retos de todo proyecto, y aunque Ecopetrol y algunos medianos empresarios se interesaron en este, han hecho falta recursos para asistencia técnica y el manejo del cultivo.
Aunque el caucho no es un cultivo altamente demandante, requiere fertilización tanto en la etapa de desarrollo como en la etapa de producción para asegurar mayor rapidez en el crecimiento.
“Sabemos que para industrializar el caucho en la zona necesitamos al menos unas 2.000 hectáreas”, expresó Tinoco.
La secretaría de Desarrollo Económico de Norte de Santander contribuyó en 2017 a la creación de un jardín floral que garantiza la disposición de material vegetal para los viveros.
Sin embargo, Tinoco aseguró que ha sido difícil generar fomento en el gobierno departamental para que se apoye el cultivo de caucho, aprovechando la sustitución de cultivos ilícitos.
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