La mejor esmeralda del mundo se da en Colombia y no es solo una percepción de las empresas que tienen la mayor producción del país. Los grandes compradores a nivel internacional han llegado a pagar hasta US$120.000 por quilate en casos excepcionales y el precio internacional de la piedra puede ser en promedio hasta 25 veces más alto que el valor de una roca proveniente de un país ‘gran productor’ como Zambia.

Lo cierto es que aunque hay 309 títulos mineros adjudicados en Boyacá y Cundinamarca, menos de 10 cuentan con las licencias ambientales necesarias para extraer, por lo que más de 80% de la producción del país está contenida en la mina de Muzo y en la de Cunas, en los municipios de Muzo y Quípama, Boyacá. 

Sin embargo, para Charles Burgess, director de Minería Texas Colombia, empresa que opera en Muzo, es difícil estimar la capacidad de producción real de las minas ya que “el problema es que un gran porcentaje es robado por personas que no operan en la zona”, por lo que suponen que el porcentaje ilegal superaría 40% de la producción total, según el empresario.

El ‘guaqueo’, como se conoce popularmente el robo de esmeraldas, afecta según Edwin Molina, gerente de Esmeraldas Santa Rosa y presidente de la Asociación de Productores de Esmeraldas (Aprecol), principalmente a su compañía y a Minería Texas Colombia, las más grandes operadoras del negocio, y también al país, ya que “las piedras robadas dejan de reportar mucho dinero en regalías” según Burgess.

De los 2.000.353 quilates de esmeralda que se produjeron en Colombia durante 2016, 98% tienen como destino comercial países de Asia como China y  Japón y ciudades como Londres o Nueva York. Por lo que el trabajo derivado de la extracción, el empleo generado y los réditos económicos  que esta actividad le deja al país son muy relevantes si se tiene en cuenta que el precio base de liquidación de regalías de la piedra tallada en 2016 fue de $585.241 por quilate según cifras de la Agencia Nacional Minera (ANM).

Resumen de Agencias