Los cultivos de palma de aceite son un ícono de la economía del departamento y del Catatumbo, sin embargo, los palmeros sufrían de un gran número de accidentes laborales por falta de mecanismos de seguridad y salud en sus actividades. Por eso, seis estudiantes de la Uniminuto decidieron resolver estos problemas con el uso de la tecnología.

Teresa Peña, es una antigua mujer palmera de Tibú y una de las líderes del proyecto, ella puso a disposición del semillero de investigación del programa de Administración en Salud Ocupacional dos drones para la fumigación de las palmas y de esta forma evitar algunos accidentes laborales que estaban ocurriendo.

Dos proyectos del tema nacieron en el semillero de investigación SISST Catatumbo en la sede de la universidad en Tibú. El profesor Herminio Pabón lideró el proceso académico con el que los seis estudiantes oriundos de diferentes veredas del municipio empezaron a buscar soluciones para los palmeros.

Pabón destacó que los alumnos viajaban entre dos y tres horas en motocicletas o bicicletas hacia el Colegio Francisco José de Caldas en el centro urbano del municipio para poder participar de las clases del semillero.

El sacrifico de los estudiantes ha obtenido resultados, primero presentando la propuesta ante 800 palmeros del municipio, de los cuales aproximadamente 100 están implementando las medidas propuestas por los estudiantes.

Luego, con la socialización virtual de los proyectos ante estudiantes de la Universidad de Jambi de Indonesia.

La institución es una universidad pública fundada en 1960, con cerca de 18.000 estudiantes. Entre Indonesia y Malasia producen cerca de un 85 % del aceite de palma del mundo.

Sin embargo, las condiciones laborales de los palmeros en Indonesia no son las mejores y por eso desde la academia quieren implementar proyectos que busquen mejorar la vida de estos campesinos.

Según los estudios de el semillero los accidentes de trabajo más comunes entre los palmeros del Catatumbo eran por lesiones en sus extremidades, cuando estas quedaban atrapadas en las máquinas de trabajo, por traumas cráneo encefálicos por la caída de los corozos de las palmas y la enfermedad del túnel carpiano.

Las estudiantes del proyecto que se reunieron con la empresa Palcasa fueron Teresa Peña y Patricia Peña junto al docente Herminio Pabón.

Una solución desde la academia

El profesor Pabón explicó que el proyecto inició con un diagnóstico de la población, pero fue complicado porque los accidentes laborales no se estaban reportando.

“Los palmeros trabajaban sin elementos de protección personal, algunos no los utilizaban a pesar de que los recibían”, manifestó Pabón y agregó que el mal manejo de los desechos de los corozos está impactando de forma negativa en los ríos cercanos a los cultivos.

El grupo de trabajo presentó esta semana por segunda vez el proyecto ante la empresa Palmas Catatumbo S.A. (Palcasa), con el objetivo de aumentar la implementación en los diferentes cultivos de palma del municipio.

Palcasa actualmente cuenta con alrededor de 700 hectáreas sembradas de las cuales 550 se encuentran en producción y tiene en proyecto la siembra de 800 hectáreas más.

Teresa Peña indicó que los drones se están usando para la esparsión de fungicidas, control de maleza, plagas y enfermedades y para fertilizar la planta. “Anteriormente el trabajador estaba en contacto directo con los productos químicos, por eso implementar esta tecnología ha beneficiado mucho a los palmicultores de la zona”, añadió.

Desprotección laboral

La situación de los palmeros evidencia uno de los mayores problemas que tiene el sector agroindustrial y el mercado laboral de la región, la informalidad.

A pesar de que según Fedepalma, el 80 % de sus trabajadores cuentan con seguridad social, esta situación no se da en todas las asociaciones, cooperativas y empresas palmeras del Catatumbo.

Cúcuta es la ciudad con mayor porcentaje de trabajadores informales para el trimestre móvil mayo-junio con un 73 %. Eso quiere decir que de los 347.000 ocupados, 253.310 trabajan en condiciones de informalidad.

Para el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) los trabajadores informales son aquellos que estan ocupados en empresas de menos de cinco trabajadores o que no poseen todos los componentes de la seguridad social (salud, pensión y riesgos laborales).

Carlos Alberto Baena López, viceministro de Relaciones Laborales e Inspección, explicó en su última visita a la región que el piso mínimo de protección social se aplica en tres frentes: salud, a través del régimen subsidiado; protección económica en la vejez, mediante los Beneficios económicos periódicos (Beps) y protección en riesgos laborales, con un seguro inclusivo rural.

Pero, muchas empresas del departamento se olvidan de los pagos de la Administradora de Riesgos Laborales (ARL), especialmente en la zona rural. Este era el caso de los palmeros que participan del proyecto de la Uniminuto, quienes al no contar con esta protección podían quedar desprotegidos luego de sufrir algún accidente.

Vale destacar que el Dane considera que estar ocupado en las siguientes actividades es ser un trabajador informal:

Los empleados particulares y obreros de establecimientos, negocios o empresas que ocupen hasta cinco personas en todas sus agencias y sucursales.

Los trabajadores familiares que no obtienen remuneración en empresas de cinco trabajadores o menos.

Los trabajadores sin remuneración en empresas o negocios de otros hogares.

Los empleados domésticos que trabajan en empresas de cinco trabajadores o menos.

Los jornaleros o peones de empresas de cinco trabajadores o menos.

Los trabajadores por cuenta propia de establecimientos hasta de cinco personas.

Los empleadores de empresas de cinco trabajadores o menos.