La reciente propuesta del ministro de Salud, Alejandro Gaviria, de crear un impuesto a las bebidas azucaradas y aumentar el gravamen de los cigarrillos con el objetivo de generar ingresos extra para el sector de salud local, poner freno a los altos índices de obesidad, disminuir las muertes por tabaquismo y apalancar las arcas públicas, no es un tema nuevo en la región.

Tanto así, que de ser efectiva la idea de Gaviria en la próxima reforma tributaria, Colombia se convertiría en el sexto país latinoamericano en tributar los azúcares de las gaseosas, tés y jugos. Hasta el momento, solo México, Chile, Brasil, El Salvador y Ecuador han dado este paso, aunque todavía se discute la efectividad de las medidas.

“A la fecha no existe cifra alguna que acredite disminución en los indicadores de obesidad y por el contrario sí se han registrado complejos efectos sociales y económicos que han obligado a que estas medidas se deroguen o se rechacen”, sostuvo Santiago López, director de la Cámara de Bebidas de la Andi.

México, que ocupa el primer lugar a nivel mundial en consumo de refrescos con 163 litros por persona al año, es el principal referente de la región. En 2014, el presidente Enrique Peña Nieto impuso un impuesto de 10% por litro a las bebidas con azúcares agregados.

No obstante, casi dos años y medio después de su implementación, tras una caída inicial, las ventas de gaseosas repuntaron en 2015 hasta 18.624,9 millones de litros vendidos, según datos del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).

También en 2014, Bachelet en Chile elevó el impuesto a las bebidas azucaradas de 13 a 18%. Políticas similares se han implementado en países como El Salvador o Brasil y el caso del vecindario más reciente es el de Ecuador, que en abril pasado aprobó pagar un impuesto gradual de US$18 centavos por cada 100 gramos de azúcar. A nivel mundial, hay una veintena de países con estas políticas entre los que se destacan Reino Unido, Francia, Finlandia, Noruega, Australia y Hungría.

El impuesto de Gaviria sería de 20% y recaudaría $1,89 billones. Según Raúl Ávila, experto en industria, esta medida es necesaria para beneficiar a la salud pública pero requerirá de controles más específicos para aumentar las arcas públicas.  

El ministro también pretende aumentar los impuestos del tabaco hasta en 400%, pues tiene uno de los más bajos de la región. En la actualidad, el tributo es de $701,06 por cajetilla de 20 cigarrillos y con la propuesta subiría a $2.000 a partir del primer año.

Bogotá | Colprensa